El siglo XV observó como la iglesia acaudillaba una alta cuota de poder, permitiendo que los Papas viviesen como los más grandes reyes y provocando que muchas personas cuestionaran el poder papal en la tierra.
Uno de los personajes más interesantes de este siglo, que además, es un claro antecedente de Lutero el reformador, fue sin lugar a dudas Girolamo Savonarola, quien erigió un estado teocrático en la ciudad de Florencia, granjeándose la enemistad del Papa.
Girolamo Savonarola no solo descollaba por su papel en la historia florentina, sino que de igual forma, la personalidad de este personaje, su manera particular de ver el mundo y su forma de pensar, le hicieron actuar de una manera particular tanto en lo relativo a su vida privada como en su gestión pública cuando se convirtió en la máxima autoridad de Florencia.
Sobre este aspecto es importante señalar que Savonarola acostumbró desde muy joven pasar largas horas en oración, realizando extensos ayunos en los que podía fallecer de inanición, además de someter su cuerpo a fuertes castigos ya que gustaba de realizar ese tipo de penitencias.
Con este tipo de comportamiento, Girolamo Savonarola intentaba hacer a un lado la parte oscura de su ser para convertirse en una persona de luz.
Primeros años de Girolamo Savonarola
Aquel fraile dominico que con el poder de su lengua incomodaría a todos los poderosos de su época, nacería el 21 de septiembre de 1452 en el seno de una familia acomodada, siendo Girolamo, el tercero de siete hijos.
Su padre fue Nicoló di Michele dalla Savonarola, hijo del doctor de la Corte de Ferrara, mientras que su madre era Elena Bonacolsi, perteneciente a una prominente familia señorial que ejercía el señorío en Mantua, Módena y otros lugares.
La primera educación de Girolamo estuvo a cargo de su abuelo paterno, Michele Savonarola, quien le enseñó a leer, escribir y dibujar, además de la gramática y la música.
Acerca de su abuelo, se hizo importante al ser el médico de la Corte, pero aparte de eso, ejercería una importante influencia en el desarrollo del niño, no solo en los gustos literarios, sino en el amor y celo por las sagradas escrituras.
Cuando el abuelo fallece, el padre de Girolamo desea que continúe los pasos del abuelo siguiendo la carrera de medicina, a la que el joven se mostró dispuesto en un principio, pero que luego dejaría para centrarse en el estudio de la teología, uniéndose a la orden de los dominicos en Bolonia en el año de 1474.
Savonarola el cuestionador
Existía una concordancia entre la personalidad de Savonarola y la orden de los dominicos: el estudio del arte de la predicación, que sería una de las principales claves para entender el ascenso y poder de Girolamo Savonarola.
Desde su infancia Savonarola se mostraba un observador de la realidad que le toco vivir, a la par que se convertía en un crítico de dicha situación, sintiéndose mal por los vicios que aquejaban a la especie humana, que además, veía muy arraigados en la jerarquía de la iglesia católica
Sobre esta forma de ver la realidad, no solo se toma la influencia del abuelo que le enseñaría el amor por el estudio de la Biblia, sino también un profundo arraigo al pensamiento medieval, ya sea desde la poesía, la literatura o la filosofía, donde Santo Tomás de Aquino jugaba un papel fundamental.
Savonarola el predicador
Cuando Savonarola se une a la orden de los dominicos, realiza sus estudios de la Biblia con mayor profundidad gracias a los métodos que le ofrece la orden uniéndolo con su interpretación y visión del mundo. Esto hace que el fraile se convierta en un auténtico conocedor de la Palabra de Dios, teniendo gran conocimiento del Apocalipsis y los cuatro evangelios.
En 1482 Girolamo Savonarola realiza su primera predicación donde muestra los elementos que le caracterizarán desde ese momento, por ejemplo, la denuncia del vicio, los pensamientos o acciones impuras, la decadencia de la iglesia y la jerarquía católica, quienes han sucumbido al pecado, la exhortación al arrepentimiento.
Con el pasar del tiempo y mientras adquiría mayor confianza, Savonarola denunciaba en sus predicaciones a todo tipo de personajes, ya fuesen religiosos o políticos, sin importar si se trataba de la autoridad local de una ciudad o si se trataba de una figura como el Sumo Pontífice, quien también era objeto de sus denuncias.
En 1491 cuando Savonarola contaba 39 años, es nombrado por el Papa titular de la iglesia de San Marcos en Florencia, donde se quedará hasta el fin de sus días.
Savonarola predica en Florencia
Hoy en día, miles de personas se reúnen en conciertos para escuchar sus artistas favoritos, entonando sus canciones y haciendo de ése un momento especial. Sin embargo, en Florencia durante el siglo XV, ir a una predicación de Girolamo Savonarola podía ser comparado como ir a un concierto de rock en la actualidad.
En sus predicaciones, Savonarola traía las más oscuras y sórdidas imágenes del infierno para colocarlas en los escenarios donde se desenvolvía el poder de la ciudad de Florencia, colocando a sus políticos, obispos y el Papa como los protagonistas principales de aquella macabra predicación.
Se dice que en una ocasión Savonarola llegó a congregar a 15 mil personas en Florencia, lo que debió haber sido uno de los episodios más llamativos de la época.
La fuerza desplegada por las apasionadas palabras de Savonarola le hicieron ganarse el amor del pueblo, que escuchaba con atención las palabras de su predicador al que luego harían su líder, una vez que los acontecimientos políticos de Florencia le colocaron en una posición de poder.
Savonarola el profeta
Además de las denuncias que caracterizaban las predicaciones de Savonarola, hubo momentos en que el fraile realizaba anuncios proféticos que no serían algo nuevo en él, ya que desde su infancia tenía ataques de epilepsia en donde él afirmaba que recibía mensajes de Dios o los ángeles, manteniéndose esta comunicación durante sus ataques de la adultez.
Algunas de las profecías de Savonarola que los florentinos vieron hacerse realidad fueron la entrada del ejército de Francia comandados por Carlos VIII, quien también tomaría Florencia o la epidemia de sífilis que azotó la ciudad por esos años.
Cuando Carlos VIII penetraba en Italia, Savonarola lo vio como una señal de Dios apoyándole en su visión de reforma, por lo que idearía un plan para sacar a los Médicis de la ciudad, permitiéndole a los franceses conquistar Florencia.
Girolamo Savonarola la máxima autoridad de Florencia
El 8 de noviembre de 1494 se produjo la rebelión florentina que acabó con la familia Médici expulsada de la ciudad, quedando Girolamo Savonarola como el único líder de este territorio.
A partir de este momento, Florencia será la República Democrática de Florencia, lugar que sería regentada por el señor Jesucristo, tal como rezaba su constitución y donde estaban prohibidos cualquier tipo de juegos, cantos, arte considerado obsceno, bebidas alcohólicas o celebraciones, entre otros.
En este estado de cosas, las personas que eran consideradas blasfemas eran fuertemente castigadas, llegando varias personas a morir debido al cargo de herejía.
Sería en este período en que se constituiría en Florencia una policía a cargo de Savonarola, en que se perseguirían a los blasfemos, borrachos, jugadores, etc., buscando eliminar y castigar a los portadores de cosméticos, espejos o cualquier instrumento para ornamentar el cuerpo
Savonarola decía que Dios detestaba la frivolidad, por lo que buscaba castigar este tipo de comportamiento en la población.
La oposición al gobierno de Savonarola
Durante los primeros tiempos de su gobierno, Savonarola disfrutaba de la estima e incluso del fanatismo de buena parte del pueblo florentino que le apoyaba ciegamente. No obstante, se estaba fraguando un grupo opositor que tendría el apoyo de los desterrados Médici, además de otros personajes importantes del comercio de la ciudad: los Arrabbiati.
Para el año 1495, Alejandro VI comenzaría a castigar al fraile por su manera de predicar, primero intentando atraerle con lisonjas o sobornos, como cuando le ofreció el obispado a cambio de hacer silencio; o a través de penas eclesiásticas como cuando fue acusado de herejía en aquel año luego de atacar al Papa Alejandro VI.
Final del gobierno y muerte de Girolamo Savonarola
Desde el año 1495, Girolamo Savonarola tendrá que hacer frente a la oposición política de su territorio, los Arrabbiati y a los ataques del Papa Alejandro VI, quien le prohibiría predicar, además de otros castigos.
En 1497 se produciría uno de los hechos más lamentables del período de Savonarola, debido a que se quemaron numerosas obras de arte, manuscritos y libros incunables, entre otros importantes vestigios del pasado, en un episodio conocido como la Hoguera de las Vanidades.
Ese mismo año sería el periodo en que el Papa apretaría con mayor fuerza al gobierno de Savonarola, amenazando a la ciudad con la prohibición de dispensar los sacramentos, e incluso, anunciando la excomunión de la ciudad, provocando que muchas personas se apartaran del fraile.
Cuando el Papa decide prohibir a Florencia el comercio, es cuando en toda la ciudad se inician los movimientos que terminarían con la vida del fraile, quien sería capturado en el monasterio de San Marcos acompañado de sus últimos dos seguidores quienes compartirían el mismo destino que su líder.
El 23 de mayo de 1498 Girolamo Savonarola sería ahorcado en Florencia, poniendo fin a la vida de un hombre único que pudo ser uno de los principales reformistas de la iglesia.