La vida y obra del emperador Marco Aurelio es el ejemplo vivo de un hombre que decide vivir apegado a sus ideas, siendo esta forma de concebir el mundo, una fuerza dentro de su espíritu para afrontar todas las vicisitudes a su alrededor, además de cumplir plenamente con su deber.
Marco Aurelio sería el último de los “Cinco Buenos Emperadores”, siendo a su vez el tercero de los emperadores con origen hispano y conocido como el emperador filósofo, no solo por su profundo amor a la filosofía sino también, por legarnos su obra escrita llamada “Meditaciones”, donde se puede apreciar buena parte de su visión estoica de la vida, del deber y el mundo.
Los primeros años del emperador Marco Aurelio
Marco Annio Vero era su nombre de nacimiento, ostentado el mismo nombre que su padre y perteneciendo a una familia de orden senatorial. Vendría al mundo el día 26 de abril del año 121 d.C., siendo sus padres pertenecientes a familias patricias, aunque en el caso del padre, pertenecía a un linaje de colonos itálicos que se asentaron en Hispania.
La madre del emperador Marco Aurelio fue Domicia Lucila, una importante influencia en el desarrollo intelectual del futuro emperador, además de ser una mujer con una gran fortuna e importantes conexiones políticas.
Desde la muerte del padre a los tres años, Marco Aurelio fue adoptado por su abuelo paterno Marco Annio Vero, hasta que luego de conocer e impresionar al emperador Adriano, estaría siempre bajo la órbita del poder ya que Adriano entregaría el trono a Pio con la condición de adoptar a Marco Aurelio y Lucio Vero.
Desde los seis años el emperador Adriano lo elevaría al orden ecuestre, por lo que el pequeño Marco Aurelio debió participar en diferentes actos políticos, apartándose de sus compañeros de infancia haciendo que el futuro emperador fuese retraído y taciturno.
Una de las vivencias que ayudaría a forjar su carácter fue cuando a los ochos años de edad se le permitió la entrada al Colegio Sacerdotal de los Salios, donde debió participar en banquetes rituales muy pesados, además de vestir de una manera incomoda y suntuosa que el joven Marco Aurelio no gustaba en absoluto.
Desde el año 138 d.C., Marco Aurelio y su madre se instalarían en el Palacio Imperial del Palatino, ofreciéndosele al futuro emperador el privilegio de ser educado por importantes filósofos de la época como los de El Pórtico, Herodes Ático o Marco Cornelio Frontón, quien sería su amigo de toda la vida.
Marco Aurelio, el filósofo
La primera ventana a la filosofía que tuvo Marco Aurelio, al parecer, fue gracias a las enseñanzas de Diogneto en el 132 d.C. cuando le mostraría la filosofía cínica, siendo esta la responsable del estilo de vida que adoptaría Marco Aurelio de dormir en el suelo o vestir con una capa de lana.
Durante su permanencia en el palacio imperial fue donde tuvo contacto con el estoicismo que le acompañó toda la vida.
Este mismo período de su historia cuando estaba bajo el cuidado de Antonino Pio, Marco Aurelio prefirió quedarse en Roma, donde se dedicaría a continuar desarrollando sus conocimientos, estudiando diferentes libros y filósofos.
Aparte de esta formación intelectual, Marco Aurelio contó con la guía en todos los aspectos de la vida imperial de Antonino Pio, a quien quiso como a un padre ofreciéndole los mayores elogios en sus “Meditaciones”.
Lecciones de cómo manejarse en la corte, cómo mantener las finanzas en orden, la templanza y el autocontrol entre otros conocimientos importantes para un emperador, fueron su legado.
Marco Aurelio y Lucio Vero, los primeros co-emperadores de Roma
Cuando el 9 de marzo de 161 d.C. Antonino Pio muere, el Senado ofrece a Marco Aurelio investirse de la púrpura imperial, a lo que el filosofó contestó que no podía aceptar tal ofrecimiento si no se cumplía la voluntad de Adriano, la cual consistía en que gobernara junto a Lucio Vero, convirtiéndose ambos en los primeros co-emperadores de la historia romana.
Las personalidades de ambos emperadores se diferenciaban mucho. En primer lugar, Marco Aurelio, propio de la filosofía que profesaba junto a sus vivencias, hacía gala de una frugalidad imponente a la que se contraponía el exceso y derroche de Lucio Vero.
Sin embargo, ambos se complementaban repartiéndose las tareas del imperio.
En esta repartición, a Marco Aurelio le corresponderían las tareas administrativas y llevar la política del imperio, mientras que a Lucio Vero, quien era más joven, le corresponderían las tareas militares como la guerra contra los Partos desarrollada entre los años 161 a 166 d.C., con una aplastante victoria romana.
Durante el tiempo que Lucio Vero se estuvo enfrentando a los partos en Armenia, penetrando en sus territorios en las tierras Medias y de Mesopotamia, Marco Aurelio se mantuvo en Roma manteniendo la administración del imperio junto a los asuntos políticos que atañen a su posición.
Cuando en el año 169 d.C. Lucio Vero regresa a Roma, muere al poco tiempo producto de la plaga esparcida por los combatientes, la llamada plaga Antonina.
El Emperador filósofo y guerrero
Desde el año 169 hasta el 180 d.C., año de su muerte, el emperador Marco Aurelio gobernó el imperio de manera solitaria, debiendo adaptarse a los cambios como sucedería con sus nuevas funciones militares, que a pesar de haber carecido de experiencia militar, poco a poco se iría convirtiendo en un guerrero y defensor del imperio romano.
Su primer conflicto fue en el año 169 d.C., cuando comenzaron a llegar informes a la ciudad de Roma de un éxodo masivo de las tribus del norte que estaban atravesando el Danubio rumbo al territorio del imperio romano, decidiendo emprender una acción militar para acabar con esta migración.
El objetivo sería conquistar la llanura húngara que se encontraba cerca del río Tisza, muy fértil y entre las mejores tierras. Pero esta empresa militar sería un completo desastre que sumiría al imperio y a Italia en pánico, llegando los bárbaros a saquear Atenas.
Desde el año 170 al 175 d.C., Marco Aurelio estuvo luchando con las tribus del norte e incluso les ofreció tierras y buscó colonizar varios territorios, pero en el 175 d.C. una sublevación en Asia obligaría a Marco Aurelio hacerle frente, por lo que quedaría en segundo plano esta guerra en territorio germano.
Marco Aurelio, pacificador de Asia
En Siria, el gobernador Avidio Casio se había levantado contra el imperio romano, por lo que el emperador en persona iría a comandar el ejército para acabar con esta rebelión. Una vez sofocada la intentona, el emperador recorrería varios territorios como Palestina, Siria, Alejandría y Esmirna con sus suntuosos palacios y llegaría a Atenas, donde visitaría todas las escuelas filosóficas.
En el año 177, Marco Aurelio regresa a Roma y una apoteósica recibida, pero debió partir otra vez al Danubio donde volvería a luchar contra los bárbaros, venciéndolos en el 178 d.C. pero sin acabar la guerra.
En el año 180, Marco Aurelio muere en Vindobona, lugar donde se ubicaba su cuartel general.
El emperador Marco Aurelio dejaba en el trono a su hijo Cómodo, quien descollaba en ser cruel, voluptuoso y todo lo contrario a su padre, lo que llevó a que el imperio romano se sumiera en una profunda crisis que poco a poco iría desmembrando este vasto territorio.