En Inglaterra, específicamente en Cambridgeshire, un grupo de arqueólogos ha descubierto dos pozos de la era romana que no pudieron utilizarse debido a errores de ingeniería.
Uno de los pozos tiene 8 metros de profundidad, pero se desplomó en cierto momento cuando esto sucedió la escalera que bajaba al pozo quedó sepultada y el lugar fue abandonado.
El segundo pozo era más pequeño con una profundidad de 6 metros y para evitar que tuviera el mismo destino, los romanos cubrieron con madera las paredes del pozo, aunque eventualmente también fue abandonado.
Ambos pozos son un testimonio de los errores cometidos en esta gloriosa época de la arquitectura e ingeniería romana.