Si hace semanas os informábamos de interesantes objetos antiguos que habían surgido en Londres durante la construcción de la gran red ferroviaria (Crossrail), así como 20 cráneos romanos cerca de la estación de Liverpool Street, la cosa no parece haber acabado ahí. En el área de la emblemática Charterhouse Square, en el centro de la ciudad, se encontraron en marzo del pasado año 25 esqueletos del siglo XIV que fallecieron a causa de la Peste Negra, que asoló Europa en ese siglo y concretamente Inglaterra a partir de su segunda mitad.
Ahora los expertos han finalizado sus análisis y estudios sobre los cuerpos, de gran importancia para la historia londinense puesto que han contribuido en gran medida a conocer el desolador contexto del Londres afectado por la pandemia. Se ha confirmado la causa de las muertes al encontrar en los dientes trazas de la bacteria Yersinia pestis, causante de la horrenda enfermedad.
Según los análisis de radiocarbono han determinado el enterramiento se divide en dos capas de diferentes períodos: una primera de afectados por la Peste en su momento álgido entre 1348 y 1350 y una segunda que data de mediados de 1400, durante brotes posteriores de la plaga.
Parece ser que se trató de un cementerio improvisado ante los cientos de muertos que dejó tras de si la epidemia. La Universidad de Keele ha realizado un estudio forense geofísico para determinar la ubicación de más tumbas y cadáveres en Charterhouse Square. A la espera de los resultados definitivos, se especula la posible ubicación de una especie de capilla en el centro de la plaza.
El hallazgo ha puesto a prueba las capacidades de los científicos y el avance en la ciencia biológica y del ADN aplicadas a la historia. El haber encontrado un cementerio con víctimas de la Peste Negra confirma lo que hasta ahora sólo se podía afirmar como hipótesis: que el actual área de Farrington, donde se encuentra Charterhouse Square, es un auténtico camposanto de víctimas de la pandemia del siglo XIV.
El siguiente paso es dar con el origen biológico de la Peste, para lo cual todo tipo de ciencias auxiliares (arqueología, microbiología, física, historia…) son necesarias. Encontrarlo podría ayudar incluso a entender mejor las epidemias actuales y la evolución de las bacterias.
Pero además el estudio y análisis de los huesos han ayudado a entender mejor cómo vivían las víctimas de la Peste, su día a día y su dieta, en los años de 1300 y 1400.
Algunos de los resultados permiten afirmar que la mayoría de ellos sufrió de malnutrición y un 16% llegó al raquitismo; el 40% se crió fuera de Londres. Los más modernos pasaron por algún tipo de reyerta violenta que causó daños en la parte superior de sus cuerpos, y uno de ellos era vegetariano (por lo que podría tratarse de un monje cartusiano). La mayoría de estos cuerpos también tienen algún signo de malformación y lesión física fruto del duro trabajo manual.
El cementerio se usó de manera provisional para enterrar a la gente pobre, la más numerosa y afectada por la enfermedad, que no podía permitirse una sepultura solemne en un gran camposanto.