A mediados de Noviembre se vio amenazado uno de los monumentos más importantes y de mayor identidad de Andalucía, el famoso puente de Ronda malagueño. Como informó la alcaldesa del pueblo, doña María Paz Fernández, un todoterreno colisionó con uno de los pilares principales y desplazó la estructura varios centímetros, aunque el puente en sí no ha sufrido perjuicio.

Daniel Harillo, concejal de Obras y Urbanismo, ha manifestado su intención de reparar el daño lo antes posible, ya que se trata de un icono con unos valores históricos y turísticos de una importancia excepcional.
Ronda, en sus orígenes, suponía una mínima parte del terreno que ocupa ahora. Un enclave ubicado en un espacio aislado por la altura del acantilado que lo rodeaba, el cuál impedía el crecimiento de la población en cualquier dirección. Para comerciar con los vendedores ambulantes, que se posicionaban al otro lado del que hoy llamamos “Tajo”, los habitantes recorrían largas distancias hasta llegar al puente Árabe, construcción que data del siglo XI (tras su última reconstrucción en el XVII, se le ha venido a denominar Puente Viejo) que les conectaba con la medina y los dos arrabales.
El tránsito cada vez más numeroso de gente incitó a la elaboración del Puente Nuevo, cuyas obras comenzaron en 1735, pero el proyecto definitivo no se puso en marcha hasta 1758. Dirigido por el arquitecto turolense Martín de Aldehuela, la obra resultó ser todo un reto para la arquitectura del momento, por sus elevadas dimensiones y la dificultad geográfica.
La construcción de esta vía que unía las dos tierras supuso la expansión acelerada de una ciudad deseosa de desarrollarse. El puente nos permite dar un salto en el tiempo, pasar del Medievo al Modernismo en tan solo unos pasos.
Actualmente el Puente del Tajo o Puente Nuevo es el emblema de Ronda, albergando en su interior un Centro de Interpretación para visitantes, donde nos explican al detalle la historia de esta magnífica y costosa obra de arte arquitectónica.
Josef Martin de Aldehuela, originario de la localidad turolense de
Manzaneda, se trasladó a Cuenca, su ciudad de adopción donde, a lo
largo de 30 años, desarrolló su obra más extensa como arquitecto y
retablista en numerosos edificios religiosos: Iglesia de San Felipe,
Iglesia de la Virgen de la Luz (Patrona de Cuenca), Convento de la
Concepción Francisca (Concepcionistas franciscanas), Ermita de Las
Angustias, Iglesia-convento de las «Petras», Hospital de Santiago
y un largo etcétera. Trabajó con Ventura Rodriguez en el diseño y
construcción del Altar Mayor. Suyas son las cajas de los órganos
gemelos, obra del Maestro organero conquense Julián de la Orden.
En 1778 viaja a Málaga en compañía de Julián de la Orden, elegido
por el Cabildo Metropolitano para la construcción de dos órganos.
El trabajo de los dos maestros, que concluye en 1782, significa el
cúlmen de la organería española del siglo XVIII tanto en la riqueza
sonora -8.970 tubos y 108 registros- cuanto en la monumentalidad de las cuatro cajas que, junto a sus respectivas tribunas, llevan el sello e impronta de Josef Martin Aldeuela.
Ya afincado en Málaga realiza la traida de aguas a la capital, con
la construcción de acequias y puentes, todavía en pie, en los que
se pone de manifiesto su natural talento como ingeniero.
En Ronda construye el acueducto de San Telmo, el emblemático Puente
Nuevo, y la histórica plaza de toros,inaugurada en 1785, por encargo
de la Real Maestranza de Caballería.