La más pequeña de las pirámides egipcias esconde un par de anomalías que un equipo arqueológico ha logrado observar con tecnología de punta, y es que se han descubierto dos cavidades llenas de aire en la fachada oriental de la pirámide, donde se sospecha existe otra entrada.
En el año 2019 el arqueólogo de origen neerlandés, Stijn van den Hoven, se percató en que en esa área de la pirámide había unos bloques de granito pulido, sorprendente muy similares a los bloques de granito en la entrada norte de Micerinos.
En el reciente estudio se han unido arqueólogos de la Universidad de Munich, junto a investigadores de la Universidad del Cairo, quienes utilizaron varias técnicas con tecnología de punta para identificar las dos anomalías en la pirámide
Para este estudio realizaron observaciones con Tomografía de Resistencia Eléctrica, Radar de Penetración Terrestre y Ensayos Ultrasónicos.
Cada uno de estos estudios arrojó diferentes imágenes y datos que luego los científicos unifican para crear una imagen integral, lo que les permitió observar dos anomalías bajo los bloques de granito.
La primera de ellas mide 1,5 metros de largo y 1 metro de ancho, ubicándose a 1,35 metros por debajo de la superficie.
La segunda anomalía 0,9 metros de largo por 0,7 de ancho, ubicada a 1,13 metros, lo que ha llevado a los investigadores a concluir que son elementos arquitectónicos, no son fisuras ni daños por la erosión.
Cuando estos datos son colocados en simulaciones numéricas del espacio, todo parece apuntar a que ambas cavidades se extienden hacia el núcleo de piedra caliza de Micerinos, en lo que podría ser un corredor o una cámara sellada.
A pesar del uso de estas herramientas y debido a que no se puede concluir con exactitud la naturaleza de ambas anomalías, los científicos preparan nuevos estudios no invasivos con tecnología de punta en la pirámide, para determinar si es el corredor de una nueva entrada o si es una cámara sellada desconocida.












