Al oeste de España en la región de Extremadura donde se ubica la hacienda del Marqués de la Encomienda, trabajadores que construían un parque fotovoltaico, han descubierto los restos de una impresionante fortaleza de la Edad de Bronce, donde también en el siglo I, se enterró a un militar romano.
La fortaleza posee forma de pentágono, tiene tres muros concéntricos y tres fosos, además de veinticinco baluartes y una pequeña entrada de madera de 70 centímetros, que intentaban aumentar la protección del sitio que se ubicaba en lo alto de una colina.
A pesar de que pareciera una fortaleza inexpugnable, los investigadores hallaron evidencia de que en el 2.450 a.C., hubo un episodio bélico en el lugar donde se produjo un incendio y aún se encuentran vestigios de la violencia y la destrucción.
Los constructores utilizaron madera y adobe para construir la estructura defensiva, no obstante, cuando se produjo el ataque enemigo tanto las puertas como partes del adobe que no debieron quemarse, fueron consumidos por las llamas encontrándose en el sitio varias puntas de flecha que dan cuenta de la batalla.
Un entierro romano del siglo I
La fortaleza estuvo en desuso hasta la llegada del imperio romano al actual territorio español, convirtiéndose la antigua fortaleza en el lugar de descanso eterno de un soldado romano, que, al parecer, tuvo un entierro deshonroso.
El soldado fue enterrado boca abajo de manera apresurada, con un pulgio en excelente estado de conservación que todavía posee su vaina. El esqueleto está completo, aunque le faltan los pies, los cuales parecen haber sido cortados.