Recientes excavaciones dieron con un mango con forma de cobra, el cual posee una antigüedad de 4 mil años, y al parecer se utilizó en los rituales de sacrifico de antiguas sociedades tribales en el territorio.
La serpiente representada no es más ni menos que la cobra de Taiwan, una serpiente que forma parte de la familia Elapidae y es muy común en el país asiático, aunque también es mortalmente venenosa.
Según estudiosos del tema, los ancestrales pobladores de Taiwan, veían en la cobra y su cambio de piel un símbolo de regeneración, creación y transición o la vida y la muerte.