En el yacimiento de Dmanisi en Georgia se encontraron los restos óseos de antecesores del ser humano que en principio fueron atribuidos a la misma especie, el Homo erectus, que habitó en África y en la región de Próximo Oriente hace 1,8 millones de años. Sin embargo, un estudio detallado de las evidentes diferencias fisionómicas de los restos sugiere la posibilidad de que se trate de dos especies distintas.
Los expertos se encontraron ante piezas maxilares con grandes diferencias en su tamaño, una de ellas mucho más alargada que el resto. Las más pequeñas concuerdan con el modelo físico de los Homo erectus de África, mientras que la más grande es una auténtica incógnita. Se baraja la hipótesis de que pertenezca a la familia de los Homo georgianus, una especie desconocida que habitó cientos de miles de años después en un área geográfica muy concreta.
Esta teoría ha sido desarrollada por el equipo paleontológico del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos, liderado por José María Bermúdez de Castro. Sin embargo, el equipo de arqueólogos del Museo Nacional de Tbilisi no está de acuerdo y sus investigaciones sostienen que el yacimiento de Dmanisi fue habitado por una única especie de homo ya que la datación de las piezas no sobrepasa los 1,7 millones de años de antigüedad, por lo que pertenecen sin duda al género erectus.