En el año 2019 se encontró por accidente un naufragio romano a solo 65 metros de profundidad, en una de las playas más concurridas cerca de la capital de Mallorca, donde los arqueólogos e investigadores han descubierto un nuevo tipo de ánfora, la cual se utilizó para transportar aceite vegetal.
El naufragio destaca por el alto grado de conservación en el casco y la carga, lo que ha permitido el descubrimiento de un nuevo tipo de ánfora, ya que al interior del naufragio se descubrieron una gran cantidad de objetos cerámicos.
La carga de las ánforas se clasificó en aceite vegetal, vino y salsa de pescado conocida como liquamen, que era la base de toda la comida romana.
El ánfora es más grande y con mayor peso que las demás, siendo conocida desde ahora como ánfora Ses Fontanelles I, en honor al barco en donde se descubrió.