La historia de Peter, «el niño salvaje»

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Virginia Musat Lain
Casi graduada en Publicidad y RRPP. Empezó a gustarme la historia en 2º de Bachillerato gracias a un profesor muy bueno que nos hizo ver que tenemos que conocer nuestro pasado para saber hacia dónde nos lleva el futuro. Desde entonces no he tenido oportunidad de indagar más en todo lo que nuestra historia nos ofrece, pero ahora puedo retomar esa inquietud y compartirla con vosotros.

Una modesta lápida del cementerio de la iglesia de Santa María en Hertfordshire tenía inscrito solamente las palabras “Peter, el niño salvaje – 1785”. Ahora, se le ha concedido el Grado II, marcándola como un monumento de interés histórico especial. La lápida se encuentra en buenas condiciones, pero es el ser humano que hay enterrado bajo ella lo que le dota de la importancia histórica. La vida de Peter, y por tanto su lugar de último descanso, son testigos importantes de la historia de la discapacidad en Inglaterra.

Retrato del Rey Jorge con Peter, "el niño salvaje" (el segundo comenzando por la izquierda).
Retrato del Rey Jorge con Peter, «el niño salvaje» (el segundo comenzando por la izquierda).

Jurgen Meyer, un agricultor de la zona, encontró a Peter en el bosque de Helpensen, a unos 25 km al suroeste de Hanover (Alemania) en 1724. Estaba desnudo, sucio, con el pelo enmarañado, caminando a cuatro patas y sin poder hablar. Aparentemente había conseguido sobrevivir a base de bellotas y cualquier cosa que pudiera encontrar durante un tiempo indefinido. Con una pequeña estatura, se creía que tenía 12 años de edad.

Cuando fue trasladado al Hospicio de St. Spiritus, el rey Jorge I de Inglaterra coincidió con él en una visita como elector de Hanover. El rey y el niño cenaron juntos, y más adelante, Peter se convirtió en una especie de bufón personal de Jorge I, que lo exhibía entre la nobleza. Entre los aristócratas, Peter fue bautizado y un médico escocés intentó enseñarle a hablar, pero apenas tuvo progresos.

La sociedad londinense se volvió loca con el llamado “niño salvaje”. En 1726 su nombre estaba en boca de todos, como novedad y como exposición científica y filosófica. Para los pensadores de la Ilustración, Peter era un prisma a través del cual abordar la cuestión de la naturaleza versus la crianza, de cómo el estado del hombre en la naturaleza salvaje altera su mente y su alma.

Del examen de su retrato en un cuadro del Rey Jorge I, los genetistas creen actualmente que Peter sufría el síndrome de Pitt-Hopkins, un trastorno cromosómico caracterizado por la caída de los párpados, unos labios prominentes, el cabello grueso y un retraso mental severo.

Inscripción del collar de Peter "el niño salvaje"
Inscripción del collar de Peter «el niño salvaje»

Pero una situación así solo podía acabar en desgracia. Tras la muerte de la princesa Carolina en 1737, Peter fue a vivir a la granja de una de las damas de la reina, con quien viajó para visitar al agricultor James Fenn en Axters, donde se mudó más tarde. Sin embargo, tras la muerte del señor Fenn, desapareció en 1751 y unos meses más tarde apareció entre unos presos que habían huido de un incendio en una cárcel de Norwich.

A partir de este momento, el hermano del señor Fenn le puso un collar de hierro con un candado como si fuera un perro, con el que vivió hasta su muerte en 1785. Fue enterrado en la iglesia de Santa María, donde con frecuencia aún hay flores como símbolo de la afección en la que se celebra la memoria de Peter.

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