Una de las grandes maravillas de Teotihuacán, la Pirámide del Sol de la gran ciudad precolombina mexicana que tuvo tanta influencia en toda Mesoamérica entre los siglos III y VII a.C., podría derrumbarse pronto si no se actúa con rapidez.
La Universidad Autónoma de México (UNAM) ha estado estudiando desde 2010 el interior de esta gran pirámide de roca volcánica en busca de cámaras secretas como las que se encuentran en la cercana Pirámide de la Luna. Utilizando tecnología de muones, unas partículas electromagnéticas, han podido crear un mapa en tres dimensiones de su interior que se presenta únicamente como un montículo de tierra, sin ninguna clase de habitaciones secretas.
Pero la investigación no ha sido en vano, pues gracias a estas prospecciones han podido detectar un problema estructural que pone en grave peligro la integridad de la pirámide. Este montículo de tierra interno es un elemento crucial para la estabilidad de la estructura y su densidad es un 20% más baja en un lado que en el otro, arriesgando peligrosamente su integridad.
Arturo Menchaca, que dirige las investigaciones, ha explicado estos problemas en una conferencia en la UNAM y ha advertido que si no se actúa con rapidez podríamos asistir a la caída inminente de la Pirámide del Sol.
El problema está, como ha explicado, en que el lado sur se está secando, lo cual genera la descompensación de densidades al haber un lado más húmedo que el otro. La más ligera presión en el lado más seco podría causar que la tierra se desmenuce y por tanto, que la estructura colapse, al igual que un castillo de arena se desmorona al mínimo roce si lo dejas secar al sol durante un tiempo.
«No se va a derrumbar mañana, pero es el mismo fenómeno que se observa en el subsuelo de Ciudad de México«, asegura, ya que la capital mexicana, construida sobre un lago desecado, cada año el suelo se hunde 10 centímetros a causa de los acuíferos.
Otros expertos, como el propio director del sitio de Teotihuacán Alejandro Sarabia, creen que el problema no radica en la parte seca, sino en la húmeda. El cemento que hace décadas se usaba para reparar los bloques de piedra de la fachada, aunque añade estabilidad y dificulta el crecimiento de vegetación, obstaculiza la evaporación del agua que se filtra por las grietas y huecos de la fachada.
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