La metafísica China se basa en una serie de principios, todos ellos relacionados con la búsqueda de la armonía general del individuo y su conexión con el entorno que le rodea.
La metafísica China está muy relacionada con los antiguos textos que nos hablan del I Ching, así como con la Medicina tradicional China, que es ante todo preventiva y aunque difícil de entender en general para los occidentales, si aprendes como funciona la teoría de los cinco elementos del feng shui y su conexión entre ellos todo comienza a tener claridad.
Las tres suertes nos hablan de cómo todos los individuos llegamos a este mundo y de cómo podemos influir en nuestro destino, en la vida.
La Suerte del Cielo
Cuando llegamos a este mundo traemos con nosotros un destino marcado, destino que para muchos puede denominarse horóscopo ya que es lo que marcan las estrellas en nuestro nacimiento, el karma o vidas pasadas para otros, e incluso de lo que traemos de serie a nivel genético o por herencia de nuestros ancestros.
Está claro que ese primer destino no puede tocarse, vienen con ello y eso implica que naces en el seno de una familia determinada, con un estatus específico, tus padres marcarán tus creencias y educación a partir de ese momento, incluso la ciudad y el país donde naces son parte de lo que serás a partir del momento cero de tu vida.
La Suerte Terrenal
En esta suerte, es donde trabajan los conceptos de la metafísica china, el I Ching y especialmente el feng shui.
Este tipo de suerte terrenal es el entorno en el que vivimos, donde actuamos o trabajamos, donde nos desarrollamos profesionalmente.
Modificar nuestro entorno es algo que sin pensar hacemos de forma natural, cuando lo hacemos de forma consciente para buscar una serie de resultados, en especial mejorar nuestro bienestar, descansar mejor, sentirnos menos estresados, ser más eficientes en nuestra profesión, estamos modificando nuestra suerte terrenal.
Todos los cambios que hagamos en este aspecto pueden modificar en gran medida ese destino original que la primera suerte tiene, abriendo nuevos caminos y permitiendo que, aunque pudiéramos estar destinados a una vida de pobreza, nuestro foco tenga éxito en alcanzar la riqueza o la fama.
La Suerte del Hombre
Esta tercera suerte es la que realmente marca el destino definitivo de cada una de las personas que habita en este mundo, es lo que llamamos el libre albedrío, la capacidad de decisión.
La capacidad de decidir o incluso de no hacerlo, porque también decidir no tomar acción en algo y quedarse a un lado dejando pasar la vida es una decisión, que lógicamente traerá caminos diferentes a cada una de nuestras vidas.
Solo la propia persona es la que finalmente es dueña de su destino, el libre albedrío es capaz de hacer las modificaciones necesarias ante cualquier situación, la metafísica china en este aspecto siempre tiene un componente muy espiritual, a la vez que práctico, para esta ancestral filosofía, nada escapa de la mano del hombre siempre que esté en armonía con su propia naturaleza y el entorno en el que se mueve.