El pueblo mexica o azteca fue una de las grandes culturas del México Antiguo. Al contrario que otros pueblos, fue capaz de dominar en menos de doscientos años al resto de sus vecinos, obligándoles a servirles e imponiéndoles altos impuestos. Sin embargo, su poder no se limitó a un círculo cerrado, ya que se expandieron desde los lagos de la cuenca del Altiplano Central hasta las dos costas (el golfo de México y el Pacífico) y llegaron hasta la frontera del mundo maya.
Destinados a formar un gran imperio por el deseo de sus dioses y una religión basada en los sacrificios humanos, los mexicas establecieron su capital en México-Tenochtitlán y la convirtieron en el centro del mundo conocido. El pueblo mexica fue el último pueblo heredero de las grandes culturas que formaron el territorio del México Antiguo.
Así, se convirtieron en el imperio más importante de Mesoamérica. Pero con la llegada de Oriente de los conquistadores españoles liderados por Hernán Cortés, el imperio comenzó a decaer. Cortés fue el único soldado capaz de derrotarlos después de un largo asedio militar por tierra y por agua gracias a que se alió con los indios (que eran contrarios al poder de México) y poseía una tecnología de guerra superior formada por cañones, fusiles y ballestas. Además, un golpe de suerte decidió la confrontación, debido a la viruela que asoló a los aztecas-mexicas en las ciudades de Tlatelolco y Tenochtitlán.
Tras la derrota azteca, fueron los mayas los únicos que sobrevivieron en las selvas del sureste. Moctezuma Xocoyotzin, jefe de México-Tenochtitlán, que tenía una creencia religiosa que rozaba el fanatismo y asustado por los mitos y presagios sobre el fin de su imperio, dejó pasar a los soldados extranjeros en medio de una crisis política entre los gobernantes, hasta que, sin el conocimiento de su pueblo, Cuitláhauac y Cuahtémoc le sucedieron durante la guerra con los españoles. Cuahtémoc fue el último tlatoani mexica, que fue ahorcado por cortés en la selva de Tabasco.
Todo esto y más, cuenta Raúl López-Portillo en su novela “Aztecas-mexicas, el imperio de Mesoamérica”, una obra que se introduce en el antiguo mundo de México y cuenta, con todo lujo de detalles, la historia que vivieron los últimos aztecas.