La policía israelita Shefet en colaboración con la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) han arrestado a un número de sospechosos que podrían haber robado de una tumba de Jerusalén once osarios decorados de la época del Segundo Templo, que datan unos 2.000 atrás, algunos de los cuales mantenían en su interior restos de huesos.
Los sospechosos fueron detenidos in fraganti en el área fronteriza de Hizma, al norte de Jerusalén, cuando trataban de cerrar un negocio con comerciantes judíos para vender los recipientes funerarios. Los detectives de la AAI reconocieron enseguida los objetos, que habían sido saqueados recientemente de una caverna de sepelio de Jerusalén.
El uso de este tipo de cajas de piedra para contener los restos óseos de los difuntos fue común en la época del Segundo Templo para enterramientos secundarios y suelen guardar un importante valor histórico, tanto por el contenido biológico de los mismos como por su decoración. Se adornaban con relieves de símbolos judíos, como la flor de lis y la rosa de seis pétalos, constituyendo estas cajas funerarias un elemento fundamental para el estudio del arte judío de la época.
Dos de los osarios contenían también grabados superficiales en escritura hebrea cuadrada que hacían referencia a los nombres de los difuntos. Uno de ellos «Ralfin», parece ser la adaptación hebrea de un nombre romano. En el segundo, hay inscripciones en griego que aún no han sido descifradas y bajo estas, el nombre de «Yo’azar», común en la época del Segundo Templo.
En cuanto a los cuerpos, serán transferidos al Ministerio de Asuntos Religiosos para proceder a su digno enterramiento.
Israel se toma muy en serio los ataques y las injurias contra su patrimonio histórico y arqueológico. Las penas por tráfico de mercancías antiguas en el mercado negro pueden llegar a los 3 años de prisión, y el robo o asalto de tumbas y yacimientos hasta 5 años.