Don Martín de Álzaga, en conjunto con los españoles del Cabildo de Montevideo, preparó un movimiento con el objetivo de derrocar al Virrey del Río de la Plata, Santiago de Liniers, otrora compañero de armas y ambos héroes en la Reconquista de Buenos Aires en la primera de las invasiones inglesas.
El golpe había sido organizado minuciosamente, pero algunas proclamas interceptadas pusieron sobre aviso al gobierno de Liniers, hasta que la palabra de un esclavo llamado Ventura, terminó por destapar toda la conjura contra el Virrey.
El Triunvirato gobernante en el momento, reprimió el movimiento con gran energía, apresando a Álzaga y a su compañeros y tras un juicio sumarísimo en el que actuaron como jueces Vieytes, Irigoyen y Chiclana, Álzaga fue fusilado el 5 de julio de 1812.