Si Verdún fue el símbolo francés del sacrificio en la Primera Guerra Mundial, la batalla del Somme fue el símbolo británico. Pero mientras que Verdún duró diez meses, el Somme fue literalmente catastrófico desde el primer día. El 1 de julio de 1916, cuando los británicos lanzaron su ofensiva en el Somme, perdieron casi 60.000 hombres en un solo día. Fue el día más sangriento en la historia del ejército británico, una cifra que nunca sería igualada. Cuando la batalla finalmente terminó en noviembre, casi un millón de hombres habían sido bajas—muertos, heridos, o capturados—y el territorio ganado fue de apenas unos kilómetros. Fue la demostración más pura de cómo la tecnología moderna de la guerra podía convertir incluso a un ejército determinado en carne de cañón.
El contexto: por qué el somme en 1916
En 1916, la Primera Guerra Mundial llevaba casi dos años en el punto muerto de las trincheras tras el fracaso del Plan Schlieffen. El ejército británico había expandido dramáticamente, reclutando millones de nuevos soldados bajo el liderazgo de Lord Kitchener. Estos hombres eran conscriptos, no soldados profesionales. Muchos apenas habían recibido entrenamiento antes de ser enviados al frente. El comandante británico, Douglas Haig, decidió que era tiempo de lanzar una gran ofensiva. El objetivo era romper las líneas alemanas en un sector del frente cerca del río Somme en Francia del norte.

La estrategia de Haig era simple en teoría: un bombardeo de artillería masivo debilitaría las defensas alemanas y luego la infantería británica avanzaría y rompería las líneas. Los comandantes británicos estaban convencidos de que el bombardeo sería tan destructivo que los soldados alemanes estarían demasiado aturdidos o muertos para poner resistencia. Haig creía que la infantería simplemente caminaría sobre el territorio alemán sin resistencia significativa. Los generales estaban tan seguros de esto que planearon instrucciones para los hombres que parecían diseñadas para una caminata, no para un combate: debían avanzar en líneas formales, sin correr, manteniendo sus distancias. Si el enemigo no presentaba resistencia, esto sería eficiente. Si lo hacía, sería suicidio.
El bombardeo previo: una semana de fuego apocalíptico
Durante una semana, del 24 de junio al 30 de junio de 1916, los británicos bombardearon las posiciones alemanas del Somme. Fue uno de los bombardeos más intensos jamás realizados. Se estima que fueron disparados más de un millón y medio de proyectiles en esos siete días. El ruido era ensordecedor. Algunos de los proyectiles eran tan grandes que cavaban cráteres de más de 30 metros de diámetro. El terreno alemán se convirtió en un páramo de fuego y humo.
Pero había un problema fundamental: los alemanes estaban preparados. Habían pasado meses reforzando sus defensas en el Somme. Habían cavado trincheras profundas, construido fortines subterráneos, colocado alambrada de púas en profundidad. Lo más importante: los alemanes habían pasado casi dos años en esta línea de frente. Conocían el terreno. Sabían donde poner sus armas. Y aunque el bombardeo fue devastador, no destruyó completamente las defensas alemanas. Algunos de los fuertes alemanes, ubicados profundamente bajo tierra, sobrevivieron al bombardeo. La alambrada, aunque fue dañada, no fue completamente destruida en todos los lugares.
Cuando el bombardeo terminó el 30 de junio, los alemanes sabían que el ataque venía. Llevaban una semana en refugios subterráneos oyendo explosiones. Cuando el bombardeo se detuvo, los oficiales alemanes dieron órdenes claras: los hombres salían de los refugios, corrían a las trincheras, colocaban las ametralladoras en las posiciones de fuego y se preparaban para lo que vendría después. Lo que vendría sería unos de los desastres militares más completos en la historia humana.
El 1 de julio de 1916: el primer día más sangriento
El 1 de julio de 1916 fue un día soleado y claro en Francia. El clima fue bonito. Los hombres británicos, principalmente conscriptos jóvenes la mayoría de los cuales nunca habían estado en combate antes, salieron de sus trincheras hacia las 7:30 de la mañana. Las órdenes eran muy precisas: caminar en líneas, mantener las distancias, no correr. Los comandantes británicos, convencidos de que el bombardeo habría destruido al enemigo, pensaban que los hombres avanzarían sobre el territorio enemigo con relativamente pocas bajas.

Lo que sucedió fue casi inconcebible. Cuando los hombres británicos salieron a la tierra de nadie, fueron recibidos por fuego de ametralladoras desde múltiples posiciones. Los alemanes, que habían estado esperando exactamente esto, habían puesto sus ametralladoras en posiciones de fuego óptimas. Las ametralladoras alemanas podían disparar 500 balas por minuto, contra hombres que caminaban lentamente en líneas formales, sin cobertura, sin capacidad de responder efectivamente, fueron devastadoras.
Los registros de lo que sucedió ese día son casi surrealistas. Un soldado escribiría después:
Mientras caminábamos hacia adelante, los hombres comenzaron a caer. No era como lo que esperábamos. Esperábamos que el bombardeo hubiera matado al enemigo. Pero estaban ahí, con las ametralladoras. Hombres caían a mi izquierda, a mi derecha, delante de mí. El ruido de las ametralladoras era ensordecedor. No había lugar donde ir. Simplemente caíamos en la tierra de nadie.
Se estima que en el primer día del Somme, casi 60.000 hombres británicos fueron bajas. De estos, aproximadamente 19.000 fueron muertos. Fue el día más sangriento en la historia del ejército británico. Para comparación: en toda la Guerra de Secesión estadounidense, que duró cuatro años, murieron aproximadamente 360.000 hombres. En un solo día en el Somme, 19.000 murieron. Era una tasa de muerte que ningún ejército podría sostener.
Lo peor fue que los comandantes británicos no comprendieron inmediatamente la magnitud del desastre. Douglas Haig no supo exactamente cuántas bajas había sufrido hasta días después. Cuando se enteró, su respuesta fue continuar la batalla. No era perversidad, sino incompetencia. Haig creía que si continuaba atacando, eventualmente los alemanes se agotarían y la línea se rompería. Así que los británicos continuaron atacando durante meses.
De julio a noviembre: una carnicería prolongada
Después de ese primer día desastroso, uno podría esperar que los británicos detuvieran la ofensiva. Pero no lo hicieron. Los comandantes estaban convencidos de que un esfuerzo más, un ataque más, lograría el avance. Así que durante los próximos cuatro meses, continuaron atacando. Los franceses, que inicialmente estaban supuestos a atacar junto a los británicos, también se vieron envueltos. La batalla del Somme se convirtió en una batalla de atricción pura: ambos lados enviaban olas de hombres que eran masacrados por el fuego de ametralladoras y artillería.
Los nuevos métodos tácticos fueron introducidos gradualmente. Los británicos aprendieron que no podían caminar simplemente en líneas hacia el fuego enemigo. Probaron ataques nocturnos, que fueron ligeramente más exitosos. Probaron concentraciones diferentes de artillería. Probaron tanques, un arma nueva que apareció por primera vez en el Somme. Los tanques eran blindados, podían cruzar trincheras, y parecían prometer el avance táctico que los comandantes buscaban. Pero había un problema: los tanques de 1916 eran lentos, poco confiables, y no había suficientes para tener un impacto decisivo.

Conforme la batalla continuaba, comenzó a emerger un patrón deprimente. Ambos lados hacían progresos locales pequeños, ganando quizás un kilómetro de terreno, solo para que el otro lado contraatacara y recuperara algo del terreno. Las bajas se acumulaban, los campos se cubrían de cadáveres y los hospitales militares se sobrecargaban. Algunos regimientos fueron casi completamente diezmados; perdieron la mayoría de su personal en la batalla. Las familias británicas comenzaron a notar que amigos, hermanos, e hijos simplemente desaparecían. Los periódicos publicaban listas cada vez más largas de bajas.
Números que son imposibles de entender
Cuando el Somme finalmente terminó en noviembre de 1916, después de casi cinco meses de batalla continua, los números eran casi imposibles de procesar. Se estima que:
– Aproximadamente 420.000 soldados británicos fueron bajas (muertos, heridos, capturados)
– Aproximadamente 200.000 soldados franceses fueron bajas
– Aproximadamente 500.000 soldados alemanes fueron bajas
– Total: casi 1,2 millones de bajas en cinco meses
Esto fue un promedio de aproximadamente 8.000 bajas por día. El territorio ganado por los británicos y franceses fue de aproximadamente 10 kilómetros en el mejor de los casos. Esto significaba que cada kilómetro de terreno ganado costó aproximadamente 100.000 bajas. Era un intercambio comercial que ningún estado podría aceptar racionalmente, y sin embargo, aquí estaban, aceptándolo.
Los alemanes no ganaron terreno significativo, pero tampoco lo perdieron en la escala que temían. Habían mantenido sus líneas, aunque a un costo enorme. Tanto para los alemanes como para los aliados, el Somme fue una batalla donde ambos lados «ganaron» solamente en el sentido de que la otra parte no capturó objetivos importantes. Pero ambos lados perdieron enormemente.
| Ejército | Bajas muertos | Bajas heridos | Prisioneros |
|---|---|---|---|
| Imperio británico (incl. canadienses, australianos) | 125.000 | 250.000 | 45.000 |
| Francia | 60.000 | 120.000 | 20.000 |
| Alemania | 160.000 | 280.000 | 60.000 |
| Nota historiográfica: Algunos historiadores sugieren que estas cifras podrían ser más altas. Las estimaciones varían según la fuente. El Imperial War Museum y los archivos británicos siguen siendo referencia, aunque debates actuales cuestionan si el número total de bajas fue aún superior. | |||
La introducción de los tanques: tecnología insuficiente
El Somme fue testigo del primer uso en combate de los tanques. Los británicos habían desarrollado esta arma como respuesta a la quietud de las trincheras. Un tanque podía cruzar trincheras, era blindado y podía llevar ametralladoras. En teoría, era exactamente lo que se necesitaba para romper las líneas alemanas.
Pero había problemas fundamentales. Primero, había muy pocos tanques. Solo aproximadamente 50 tanques fueron utilizados en el Somme y muchos se rompieron o quedaron atrapados antes de incluso llegar al combate. Segundo, los tanques de 1916 eran muy lentos, tanto que la infantería podía caminar más rápido. Tercero, los alemanes rápidamente aprendieron que podían destruir tanques con artillería si golpeaban en los lugares correctos. Los tanques tuvieron poco impacto en la batalla.
Sin embargo, fue un comienzo. Los británicos entendieron que había potencial en los tanques. Para futuras batallas, producirían más, los mejorarían, y eventualmente los tanques se convertirían en un arma crucial en la Segunda Guerra. Pero en el Somme de 1916, fueron simplemente otro elemento en una batalla que parecía ser puramente una competencia de cuántas vidas podían sacrificar ambos lados.
¿Por qué continuó Haig la batalla?
Una de las preguntas que los historiadores continúan debatiendo es: ¿por qué Douglas Haig no detuvo la batalla después del desastre del primer día? ¿Por qué continuó meses después? Las respuestas son complejas. Primero, Haig no supo inmediatamente la magnitud de las bajas. Los reportes llegaban lentamente y cuando finalmente comprendió el desastre, ya estaba invertido emocionalmente en la idea de que uno más ataque podría lograrlo.
Segundo, Haig creía en la doctrina de la atricción. Si continuaba atacando, creía que eventualmente las defensas alemanas se derrumbarían. Los alemanes no podrían reemplazar a sus hombres. Francia y Gran Bretaña juntas tenían más hombres. Así que la lógica era: si continuamos atacando, eventualmente ganaremos porque simplemente tenemos más hombres para perder.
Tercero, y quizás lo más importante, Haig operaba bajo las convenciones militares de su tiempo. Los comandantes de la Primera Guerra Mundial heredaron doctrinas de guerras anteriores donde la voluntad y el coraje podían superar las defensas. Haig honestamente creía que si los hombres simplemente eran lo suficientemente valientes, los británicos podrían romper las líneas alemanas. Que los hombres eran valientes no había duda, el problema era que el valor no era suficiente contra ametralladoras.

El impacto psicológico: la generación perdida
El Somme fue el evento que definió la generación británica nacida entre 1890 y 1900. Una generación entera de hombres jóvenes fue diezmada en esos cinco meses. Para Gran Bretaña, que había construido su identidad en la idea de que los británicos eran superiores militarmente, el Somme fue un golpe profundo. Había demostrado que la bravura, la estrategia y la determinación no eran suficientes contra máquinas modernas de guerra.
Los supervivientes del Somme nunca recuperaron completamente su estabilidad mental. Muchos sufrían de lo que hoy llamaríamos trastorno de estrés postraumático. La poesía británica posterior fue saturada de referencias al Somme. Poetas como Wilfred Owen y Siegfried Sassoon escribieron sobre el horror. Sus versos capturaron la futilidad de lo que habían experimentado.
Para las familias británicas, el Somme fue personal. Hubo pueblos enteros donde casi todos los hombres jóvenes murieron o fueron heridos. El impacto social fue profundo. Cuando la guerra terminó dos años después, Gran Bretaña había perdido a casi un millón de hombres. El Somme fue una contribución crucial a esa cifra devastadora.
El legado de Somme: símbolo de la futilidad
Diferente a Verdún, que Francia recuerda como un acto de resistencia heroica, el Somme es recordado en Gran Bretaña principalmente como un desastre. No hay gloria romántica en cómo es recordado. Es recordado como el lugar donde cientos de miles de hombres fueron masacrados por la incompetencia de sus comandantes. Es recordado como la prueba de que la guerra moderna se había vuelto simplemente masacre industrial sin sentido.
El memorial del Somme es uno de los más grandes de Europa. Contiene los nombres de aproximadamente 72.000 soldados británicos que murieron en el Somme y nunca fueron identificados. Es un monumento al sacrificio, pero un sacrificio que muchos historiadores creen fue innecesario.

Para los historiadores militares modernos, el Somme representa un punto de quiebre. Después del Somme, ningún comandante podría nunca más esperar que un ataque frontal simple, no importa cuán bien planeado o cuán masivo fuera el bombardeo previo, resultaría en victoria decisiva. El Somme fue donde la guerra de trincheras demostró completamente su dominación. Fue donde quedó claro que la guerra moderna era fundamentalmente diferente de todas las guerras anteriores.
Preguntas frecuentes sobre la batalla del Somme
¿Fue el Somme realmente tan malo como se dice?
Sí, probablemente incluso peor de lo que se describe en la mayoría de fuentes. El primer día fue el peor día en la historia militar británica. 60.000 bajas en un día es una cifra casi inconcebible. Cinco meses de batalla resultaron en casi un millón de bajas totales sin objetivos estratégicos significativos logrados.
¿Haig era incompetente?
Haig era un hombre producto de su tiempo. No fue extraordinariamente incompetente, pero tampoco fue extraordinariamente competente. El problema fue que los sistemas militares de 1916 simplemente no tenían las tácticas correctas para romper las defensas de trincheras. Haig continuó usando las únicas tácticas que sabía, que resultaron ser inefectivas. Fue un fallo de concepción más que de ejecución.
¿Los alemanes perdieron más hombres que los británicos?
Sí, los alemanes tuvieron aproximadamente 500.000 bajas mientras que los británicos tuvieron aproximadamente 420.000 y los franceses 200.000. Así que el total aliado fue similar al alemán, aunque distribuido entre dos países. Desde el punto de vista alemán, el Somme fue un éxito defensivo. Desde el punto de vista británico, fue un desastre.
¿Fueron los tanques el futuro después del Somme?
Los tanques demostraron potencial en el Somme, pero fueron poco usados y tuvieron poco impacto inmediato. Sin embargo, los británicos entendieron que había algo aquí. Para 1917-1918, producirían más tanques y los mejorarían. Eventualmente, los tanques se convertirían en arma crucial, pero no en el Somme en 1916.
¿El Somme cambió la Primera Guerra Mundial?
No dramáticamente. Pero convenció a los comandantes de ambos lados de que la guerra continuaría indefinidamente sin resolución. El Somme demostró que ningún lado podría romper las líneas del otro mediante ataque frontal directo. Esto significó que la guerra se prolongaría años más, agotando los recursos de todos.
¿Qué sucedió con los supervivientes del Somme?
Muchos supervivientes sufrieron trastorno de estrés postraumático, aunque la condición no fue oficialmente reconocida como tal hasta décadas después. Muchos nunca pudieron volver a funcionar normalmente. Algunos temblaban incontrolablemente. Otros simplemente miraban el vacío. La poesía y literatura británica posterior fue dominada por las voces de los supervivientes del Somme.
¿Cuánto terreno ganaron los británicos en el Somme?
Los británicos ganaron aproximadamente 10 kilómetros de terreno en el mejor de los casos. Cuando se divide el número de bajas por el terreno ganado, resulta en aproximadamente 100.000 bajas por kilómetro. Era un intercambio comercial que ningún país podría aceptar racionalmente en tiempos de paz, pero en guerra, fue considerado aceptable.
¿El primer día del Somme fue realmente el peor en historia militar?
Para el ejército británico específicamente, fue el peor día en su historia. 19.000 muertos y casi 60.000 bajas totales en un día es una cifra sin precedentes. Otros ejércitos han sufrido peores en un solo día en otras guerras, pero para los británicos específicamente, fue único.
¿Se puede culpar al Somme por la forma en que los británicos ven la guerra?
Parcialmente. El Somme, combinado con Verdún y otras batallas de 1916, convenció a la sociedad británica de que la guerra moderna era fundamentalmente diferente y más horrible que cualquier cosa en la historia. Esta percepción ha persistido en la cultura británica durante un siglo.
¿Cómo recuerdan los británicos el Somme hoy?
El Somme es recordado como una tragedia, no como una gloria. Cada año en el Día del Armisticio (11 de noviembre), los británicos conmemoran a los caídos, con especial énfasis en aquellos que murieron en el Somme. Es un recuerdo de la futilidad de la guerra, más que de ninguna victoria.
Fuentes y bibliografía
Fuentes en español:
- Castillo Durant, Samuel. La Primera Guerra Mundial: De la ilusión a la tragedia. Editorial Crítica, 2014.
- Tuchman, Barbara W. Los cañones de agosto. Anagrama, 2007.
- Clark, Christopher. Sonámbulos: Cómo Europa fue a la guerra en 1914. Galaxia Gutenberg, 2013.
- Ferro, Marc. Gran Guerra 1914-1918. Alianza Editorial, 2008.
Fuentes en inglés (específicamente sobre Somme):
- Keegan, John. The Face of Battle: A Study of Agincourt, Waterloo and the Somme. Jonathan Cape, 1976.
- Hart, Peter. The Somme: The Darkest Hour on the Western Front. Pegasus Books, 2008.
- Corrigan, Gordon. Mud, Blood and Poppies: Britain and the First World War. Bantam Press, 2014.
- Middlebrook, Martin. The First Day on the Somme: 1 July 1916. Allen Lane, 1971. (Clásico sobre el primer día)
- Duffy, Christopher. Through German Eyes: The British and the Somme 1916. Weidenfeld and Nicolson, 2006.
- Joll, James. The Origins of the First World War. Longman, 1984.
- Haig, Douglas. The Private Papers of Douglas Haig 1914-1919. Eyre & Spottiswoode, 1952.
- Sheffield, Gary. The Chief: Douglas Haig and the British Army. Aurum Press, 2011.
Documentales y archivos:
- Imperial War Museum: Testimonios de soldados en Somme
- Museo del Somme (Francia): Archivos históricos completos
- The National Archives (Reino Unido): Documentos militares oficiales
Explora más sobre la Primera Guerra Mundial en Red Historia
- Primera Guerra Mundial: Guía completa 1914-1918.
- Batalla del Marne: El fracaso del Plan Schlieffen.
- El Plan Schlieffen.
- Batalla de Verdún: La estrategia de sangrar al enemigo.
- Trincheras: La guerra de posiciones.
- Causas profundas de la Primera Guerra.
- Consecuencias de la Primera Guerra Mundial.












