Uno de los factores que ha permitido que la especie humana haya evolucionado hasta llegar a ser como la conocemos hoy es el desarrollo de las herramientas.
Al igual que hemos aprendido a usar el fuego para acciones como calentar la comida, entrar en calor e incluso (posteriormente) propiciar el funcionamiento de máquinas más sofisticadas, también pasó lo mismo con los objetos de filo.
El hombre pronto supo que un objeto puntiagudo podía producir una erosión en un cuerpo u objeto, y por ello comenzaron a fabricar lanzas y a tallar piedras para que pudieran tener un filo y emplearlo en su día a día.
La sierra
No se sabe con exactitud en quién inventó la sierra con exactitud, pero se estima que se desarrolló en el Antiguo Egipto en torno al 2.000 y 3.000 a.C., aunque ya se utilizaban desde la Edad de Piedra.
En la época romana, la sierra de mano era una herramienta clave para trabajar la madera, uno de los materiales más importantes del período.
El desarrollo de nuevas energías como la hidráulica propició el desarrollo de la sierra mecánica movida por agua, así como hacia el siglo XVIII durante la Revolución Industrial, se fabricó una sierra mecánica con un motor que se activaba con el viento.
Debido a la Revolución Industrial, muchos trabajos y herramientas se modificaron de tal forma que no era necesario utilizar fuerza humana y esto se aplicó también a la sierra.
El fabricante de órganos Aristide Cavaille-Coll creó una sierra circular que, a diferencia de las propulsadas por agua, podía cortar otros materiales que no eran madera, como por ejemplo el estaño.
Sin embargo, la patente de sierra circular fue presentada en 1816 por Auguste Brunet y Jean Baptiste Cochot.
Actualmente esta sierra también puede cortar otros materiales dependiendo del tipo de cuchilla: de dientes inclinados o de dientes rectos puntiagudos.
También es posible encontrar este tipo de sierra incorporada en una mesa, conocida como sierra de mesa, funcionando por medio de electricidad y que facilita el corte de grandes piezas ya que se pueden ajustar a la mesa para realizar un corte preciso.
La sierra de incisión es otro tipo que también incluye la circular, y en este caso también se añade un riel que permite que la sierra se desplace sobre él y que el corte que haga sea paralelo y recto.
Otra de las sierras de mano más utilizadas es la sierra de calar, conocida también con el nombre de sierra de vaivén, ya que es la idónea para realizar cortes en diseños con curvas, no como las anteriores que solo pueden cortar en línea recta.
Consta de un mando que va unido a una lámina delgada y normalmente son eléctricas, pudiéndose encontrar este tipo y de las demás en Fixami.
El martillo
Otra de las herramientas estrella en la historia de la humanidad es el martillo.
Nace de la necesidad de golpear, clavar y romper, por ello que su origen se remonta a la Edad de Piedra, en el 8000 a.C.
Distaban de ser como los conocemos ahora, ya que inicialmente se utilizaba la piedra y la mano y brazo del hombre hasta que se unió la piedra a un mango por medio de tiras de cuero.
Su evolución comenzó cuando los romanos sustituyeron la piedra por una cabeza de cobre, la cual posteriormente se fabricó en bronce.
La forma de la cabeza se ha ido adaptando según la función para la que se destinara.
Por ejemplo, el martillo de orejas consta de una extremidad plana para golpear clavos y la otra extremidad es redondeada y cuenta con una ranura para poder sacar un clavo si se desea.
Otros martillos conocidos son el de bola, con las puntas redondeadas y el martillo de cuña, con una cuña en un extremo destinado al corte de piezas calientes.
El taladro
El taladro es una de las herramientas que más cambio ha experimentado a lo largo de la historia.
La primera evidencia del uso de un objeto como “taladro” la encontramos en el Paleolítico Superior, hallándose una gran variedad de conchas perforadas, atribuidas al Homo Sapiens, y que se cree que eran utilizadas con fines ornamentales.
Sin embargo, el primer uso real de un taladro (contemplando la acción de rotar que conlleva) lo encontramos en Egipto en el año 2.700 a.C., gracias a un bajorrelieve que muestra una de estas herramientas, la cual se accionaba con un mango.
De esta forma, los primeros taladros constaban de manillar para poder realizar ese movimiento, y ya a finales de la Edad Media, se había creado el berbiquí o taladro de mano, en la cual una mano se coloca en uno de los extremos para sujetar la herramienta y hacer de eje central mientras que la otra realiza el movimiento de rotación que permite la incisión.
Hacia el siglo XIX se desarrolló el primer taladro radial, así como la broca helicoidal, y ya a partir de la Revolución Industrial, se incorporó la electricidad en los taladros.
La lijadora
La lijadora es otra herramienta que ha podido solventar la tediosa tarea de lijar a mano, aunque su origen es más reciente que el resto de los objetos mencionados (1820).
Hasta 1927 no hubo lijadoras portátiles, aunque y poco a poco fueron desarrollándose las lijadoras orbital, de banda, excéntricas y delta, y ya en los 80 se presentó la lijadora inalámbrica.