Demóstenes, el orador que desafió a Filipo II

Demóstenes es, sin exageración, una de las figuras más extraordinarias del mundo antiguo. No porque fuera un general victorioso o un legislador que reformara un imperio, sino por algo más raro: fue un hombre que superó sus limitaciones físicas fundamentales para convertirse en el orador más influyente de su época y luego utilizó esa habilidad para intentar salvar a su ciudad de la dominación extranjera. Su vida es una historia de determinación, excelencia intelectual y una lucha final contra fuerzas más poderosas que su propia voluntad.

Los orígenes: un niño huérfano y con defectos del habla

Demóstenes nació alrededor de 384 a.C. en Atenas, en una familia de clase media acomodada. Su padre, también llamado Demóstenes, era un fabricante de espadas con una considerable fortuna. Sin embargo, cuando Demóstenes tenía apenas siete años, su padre murió. Lo que pudo haber sido una herencia segura se convirtió en un problema legal complicado: sus tutores, a quienes se le confió su educación y su patrimonio, deshonestamente malversaron la mayor parte de su riqueza.

Este fue el primer revés de su vida pero el segundo fue más grave: Demóstenes tenía un defecto del habla severo. Las fuentes antiguas varían en su descripción exacta, pero parece haber sufrido de una pronunciación defectuosa, posiblemente un ceceo o una falta de claridad en ciertos sonidos. Para cualquier ateniense ambicioso, especialmente uno de origen acomodado, esto era una catástrofe potencial. La retórica era el corazón de la vida política en Atenas. Un hombre que no podía hablar claramente no podía participar en la asamblea, no podía defender sus intereses legales ante los tribunales, y no podía aspirar al poder político.

Pero en lugar de aceptar su destino, Demóstenes hizo algo extraordinario: decidió que superaría su discapacidad del habla mediante el trabajo implacable. Según las historias que se han transmitido a través de los siglos, practicaba su discurso mientras caminaba cuesta arriba, hablando en voz alta para fortalecer su diafragma. Se colocaba piedras en la boca para forzarse a pronunciar con claridad. Se encerraba en una cueva durante meses a la vez, trabajando en su técnica de oratoria. Estas historias pueden ser exageradas, pero lo que es cierto es que Demóstenes se dedicó obsesivamente a perfeccionar su arte de hablar.

A los 20 años comenzó a entrenar en retórica bajo la instrucción de maestros profesionales. Estudió a los oradores anteriores, analizando sus técnicas, aprendiendo cómo manipular el lenguaje para persuadir. También estudió filosofía e historia, acumulando el conocimiento que un hombre culto de Atenas se esperaba que tuviera. Lo crucial es que no solo adquirió técnica: desarrolló un estilo distintivo que era profundamente suyo.

La recuperación de su patrimonio y el primer éxito judicial

Alrededor de los 30 años, Demóstenes decidió hacer justicia sobre la malversación de sus tutores. Presentó una serie de demandas legales conocidas como los «Discursos contra Afobo» (sus tutores principales), que requirieron que presentara su caso personalmente ante los tribunales atenienses. Estos discursos, que se han preservado en los registros históricos, revelan un orador que había dominado completamente su defecto de nacimiento. Son claros, incisivos y profundamente persuasivos.

Lo notable no es solo que ganara el caso, sino cómo lo ganó. No basó su argumentación en emoción hueca o en trucos retóricos superficiales. En cambio, construyó un argumento meticuloso, apelando a la razón de los jueces mientras mantenía una narrativa ética coherente. Demostró que sus tutores habían violado sus deberes fiduciarios y que merecía compensación. Ganó solamente una parte de lo que pedía originalmente (un tercio del monto reclamado), pero la victoria fue suficiente para establecer su reputación como un orador competente.

Este éxito temprano fue crucial. Demóstenes no se convirtió en un abogado profesional simple, sino que comenzó a escribir discursos para otros hombres que necesitaban representación legal o política, una práctica común llamada logografía. Pero lo más importante fue que se convirtió en político.

Demóstenes entra en la política: los años de advertencia

En los años 350s a.C., mientras Filipo II de Macedonia consolidaba su poder en el norte de Grecia, Atenas estaba sumida en una mezcla de complacencia política y debate interno. Muchos atenienses, especialmente los mayores que recordaban los días de gloria de Atenas después de las Guerras Médicas, creían que su ciudad era aún invulnerable. Otros argumentaban que la diplomacia, no la guerra, era la solución a cualquier amenaza externa.

Demóstenes veía las cosas de manera completamente diferente. A través de informantes y su propio análisis de la situación política, comprendía que Filipo no era simplemente otro rey en el norte, sino que estaba construyendo deliberadamente una máquina militar y administrativa que amenazaba la independencia de todas las ciudades-estado griegas. Lo peor era que Filipo estaba avanzando lentamente, suavemente, nunca atacando Atenas directamente, sino ganando aliados, debilitando a sus vecinos y ganando tiempo.

Comenzó entonces la campaña de Demóstenes para advertir a Atenas. Alrededor de 351 a.C., pronunció su primer discurso importante sobre Filipo, una de sus Filípicas. Este primer discurso fue diseñado para despertar a Atenas de su sueño político. Demóstenes argumentaba que el tiempo se estaba acabando, que Filipo se estaba volviendo cada vez más poderoso y que Atenas necesitaba tomar medidas militares inmediatas.

El discurso fue un fracaso retórico inmediato. No persuadió a la asamblea ateniense, muchos políticos lo ignoraron, otros lo ridiculizaron como alarmista. Pero Demóstenes persistió. Durante la siguiente década, pronunciaría tres Filípicas más, cada una elaborando su argumento con mayor profundidad y urgencia. También pronunció discursos sobre Olinto, una ciudad aliada que estaba siendo destruida por Filipo. Instaba a Atenas a enviar tropas, a gastar dinero en defensa, a tomar en serio la amenaza.

La retórica de Demóstenes: el artista de la persuasión

Para entender por qué Demóstenes es considerado el mayor orador del mundo antiguo, es necesario entender su técnica retórica. A diferencia de muchos oradores de su época que confiaban en la ornamentación florista, el uso excesivo de figuras retóricas, o en manipulaciones emocionales simples, Demóstenes desarrolló un estilo que combinaba múltiples elementos en una síntesis magistral.

En primer lugar, Demóstenes era un maestro de la estructura lógica. Sus discursos no eran simplemente colecciones de puntos desconectados. Comenzaban con una declaración clara de su tesis, luego construían argumentos de manera lógica y sostenida, frecuentemente anticipando objeciones que sus oponentes podrían plantear. Respondía a esas objeciones antes de que pudieran ser articuladas. Este es un nivel de pensamiento dialéctico altamente sofisticado.

En segundo lugar, utilizaba la anáfora y otras figuras de repetición de manera estratégica. Su famosa serie «¿Todavía no entendéis que…?» en sus Filípicas no era simplemente una repetición retórica: cada iteración profundizaba el argumento, añadía nuevos detalles y elevaba la urgencia del mensaje. La repetición servía como un instrumento de persuasión acumulativa, no como una floritura vacía.

En tercer lugar, Demóstenes era extremadamente cuidadoso con el tono y la variación de ritmo. Sus frases no eran todas del mismo tamaño o estructura, alternaba entre frases largas y complejas (que demandaban atención intelectual) y afirmaciones cortas y brutales que conducían a conclusiones inevitables. Este cambio en el ritmo mantenía a su audiencia comprometida y reforzaba sus puntos principales.

Cuarto, Demóstenes apelaba a valores atenienses compartidos. No simplemente pedía a Atenas que fuera práctica y se armara, sino que apelaba a su historia, a su identidad como los defensores de la libertad griega, a su responsabilidad como la ciudad con más capacidad de resistencia. Hacía que el argumento práctico fuera también un argumento moral e histórico.

Finalmente, Demóstenes sabía cuándo apelar a la emoción sin ser sentimental. En su Oración Fúnebre (aunque pronunciada después de la batalla de Queronea), no se derrumbaba en lágrimas falsas. En su lugar, invocaba la dignidad de los muertos, el honor de Atenas y la necesidad de que los vivos continuaran la lucha. La emoción estaba siempre al servicio de la persuasión racional, nunca reemplazándola.

El fracaso político: Queronea y sus consecuencias

A pesar de todos los esfuerzos de Demóstenes, Atenas no se preparó adecuadamente para la amenaza macedónica. Los políticos rivales de Demóstenes, especialmente Esquines (quien se convertiría en su enemigo mortal), argumentaban por la paz o la neutralidad. El dinero para la defensa era escaso y las decisiones se tomaban lentamente. Y mientras Atenas debatía, Filipo actuaba.

La batalla de Queronea en 338 a.C. fue el punto culminante de esta saga. Filipo derrotó decisivamente a una coalición de ciudades griegas lideradas por Atenas y Tebas. Fue una catástrofe para Atenas: murieron cientos de ciudadanos, la ciudad fue humillada militarmente y la independencia griega llegó a su fin.

Demóstenes había sido correcto en su análisis de la amenaza y en sus advertencias, pero había sido incapaz de persuadir a su ciudad a actuar a tiempo. Esta fue una derrota amarga, no solo para Atenas sino personalmente para él. Después de Queronea, Demóstenes se hundió en una depresión temporal, aparentemente considerando el suicidio. La causa a la que había dedicado su vida había fracasado.

Sin embargo, el fracaso de Demóstenes en la política práctica no disminuyó su reputación como orador e intelectual. De hecho, su visión correcta de la amenaza macedónica y sus esfuerzos heroicos para advertir a Atenas ganaron admiración con el tiempo. No se le consideró como un político que había fallado, sino que se le reconoció como un hombre que había hablado la verdad cuando otros no querían escuchar.

La enemistad con Esquines: la batalla de palabras

Alrededor de la época de Queronea, las tensiones entre Demóstenes y Esquines, su rival retórico y político, llegaron a un punto de quiebre. Esquines era un orador talentoso en su propio derecho, pero su enfoque era radicalmente diferente al de Demóstenes. Mientras Demóstenes se enfocaba en argumentos sólidos y estructura lógica, Esquines confiaba más en la ornamentación verbal, el tono dramático y las apelaciones emocionales.

Más crucialmente, Esquines había favorecido la paz con Filipo, oponiéndose así a la línea dura de Demóstenes. Después de Queronea, cuando quedó claro que Demóstenes había tenido razón sobre la naturaleza de la amenaza macedónica, Esquines se convirtió en un objetivo natural para la venganza política.

En 330 a.C., Esquines presentó un juicio legal contra Demóstenes, utilizando una cláusula técnica que alegaba que Demóstenes había aceptado soborno de los persas para debilitar a Atenas. Era una acusación ridícula en su cara, pero Esquines esperaba ganar apelando a la emoción y a su talento retórico.

Lo que sucedió en cambio fue quizás el enfrentamiento retórico más famoso del mundo antiguo. Demóstenes pronunció un discurso de defensa conocido como «Sobre la Corona«, que es considerado por muchos estudiosos antiguos como la oratoria más perfecta jamás pronunciada. En este discurso, Demóstenes no solo se defendía a sí mismo; contraatacaba sistemáticamente cada argumento de Esquines, lo ridiculizaba por su inconsistencia y hacía un argumento apasionado sobre el honor de haber luchado por la libertad griega, aunque hubiera fracasado en el resultado final.

El discurso ganó el juicio para Demóstenes de manera aplastante. Esquines fue exiliado de Atenas y su carrera política efectivamente terminada. Pero más importante que la victoria legal fue que Demóstenes había demostrado que su forma de oratoria, basada en la razón y la estructura lógica, era superior a la de sus rivales que confiaban en técnicas emocionales más simplistas.

Los años posteriores: exilio, sufrimiento y rehabilitación

Los años posteriores a la victoria sobre Esquines fueron complicados para Demóstenes. Aunque fue reivindicado como el orador superior y el patriota que había intentado salvar a Atenas, la realidad política era que Atenas mismo estaba bajo la dominación de Macedonia. Su capacidad de influir en los eventos políticos era limitada. Pasó muchos años en retiro relativo, continuar escribiendo discursos para otros hombres, quizás meditando sobre su legado.

Cuando Alejandro Magno llegó al poder después de la muerte de Filipo en 336 a.C., Demóstenes nuevamente ve una oportunidad. Aunque Alejandro era joven, Demóstenes reconoce que el imperio macedónico podría ser aprovechable. Atenas intenta rebelarse después de rumores de que Alejandro había muerto (rumores falsos, como resultó), pero Alejandro vuelve rápidamente y aplacha la rebelión. Demóstenes es implicado en los intentos de rebelión y se vio obligado a huir de Atenas.

Exiliado, huyendo por su vida, Demóstenes se refugia en una isla. Cuando Alejandro finalmente despacha un emisario exigiendo que Atenas le entregue a Demóstenes, la ciudad enfrenta una elección: ¿sacrificar a su orador más famoso para apaciguar al conquistador? En una decisión notable, Atenas se negó. La ciudad argumentó que Demóstenes era su ciudadano más leal y que no lo entregarían. Esta decisión fue una reivindicación final del valor de Demóstenes.

Años más tarde, después de la muerte de Alejandro y durante el caos político de las guerras de los Diadocos, Demóstenes fue permitido regresar a Atenas, pero el mundo que regresó era diferente. Macedonia seguía siendo la potencia dominante y la edad de la polis independiente había efectivamente terminado.

En 321 a.C., cuando Antípatro, el general macedónico, marchó sobre Atenas y exigió que Demóstenes le fuera entregado (Demóstenes lo había ofendido con sus palabras anos atrás), Demóstenes se dio cuenta de que no había lugar para escapar. Se suicidó, envenenándose con una tinta dentro de una caña que llevaba con él. Murió en el templo de Poseidón en la isla de Calaurea con aproximadamente 60 años de edad.

Legado e influencia: el orador imperecedero

La muerte de Demóstenes marca el fin de una era en Atenas, pero paradójicamente, es el comienzo de su verdadero legado. En los siglos posteriores, Demóstenes sería recordado no como un político que fracasó, sino como el orador más grande de todos los tiempos. Sus discursos se convirtieron en textos de estudio para cualquiera que quisiera aprender retórica. Los estudiantes de retórica en Roma, durante la era medieval, durante el Renacimiento, estudiaban a Demóstenes.

Su influencia en la retórica occidental es prácticamente inmedible. Los oradores romanos como Cicerón lo estudiaban y lo imitaban. Los teóricos de la retórica de la era medieval y moderna continuamente hacían referencia a él. Su enfoque en la claridad, la estructura lógica, la variación rítmica y la apelación a valores compartidos se convirtieron en principios enseñados en escuelas de oratoria durante 2.000 años.

Más allá de la retórica pura, Demóstenes representa algo más profundo: el poder del esfuerzo individual y la excelencia. Un hombre con un defecto de habla severo se convirtió en el orador más grande de su época, no a través de talento innato simplemente, sino a través de una dedicación casi obsesiva a la mejora de su oficio. Un hombre sin poder militar, sin ejército, sin riqueza extraordinaria, utilizó solo la fuerza de su inteligencia y su capacidad de persuasión para intentar cambiar el curso de la historia. Aunque falló en ese objetivo final, su intento fue lo suficientemente noble y su razonamiento fue lo suficientemente perspicaz que, incluso en el fracaso, fue considerado heroico.

En el mundo antiguo, esto fue comprendido. Las historias posteriores sobre su vida, aunque frecuentemente exageradas, revelan un respeto profundo por su dedicación. Que un hombre sea recordado 2.000 años después de su muerte no por poder militar o riqueza, sino por sus palabras y su integridad, es un tributo al poder del intelecto y la expresión.

Demóstenes murió en derrota, pero en la historia, fue él quien ganó. Sus palabras sobrevivieron cuando los reinos de Filipo y Alejandro se derrumbaron. Su influencia en la retórica continuó mientras que el poder político de Macedonia fue olvidado. Y su ejemplo de perseverancia ante la adversidad, de la búsqueda de excelencia a pesar de los obstáculos iniciales, permanece como una de las historias más inspiradoras del mundo antiguo.

Frases célebres de Demóstenes

No hay nada más fácil que el autoengaño. Ya que lo que desea cada hombre es lo primero que cree.

Las palabras que no van seguidas de los hechos no valen para nada.

Cuando una batalla esta perdida, solo los que han huido pueden combatir en otra.

Estamos dispuestos a creer aquello que anhelamos.

Estás al descubierto en tu vida y en tu conducta, en tus actuaciones públicas y en tus abstinencias.

Las oportunidades pequeñas son el principio de las grandes empresas.

Necesitamos dinero, seguro, atenienses, y sin dinero nada de lo que debería ser hecho podrá hacerse.

Cuando los soldados huyen, nunca se culpan a sí mismos: culpan a su general o a sus compañeros.

Si quieres ser feliz enteramente solo, jamás lo conseguirás.

Si se ven obligados a actuar en el espíritu de esa dignidad, en el momento en el que vengan a la corte a juzgar las causas públicas, deben recordar que con el báculo y el cargo cada uno de ustedes recibe la confianza del ancestral orgullo de Atenas.

El hombre que piensa que debe su nacimiento sólo a sus padres esperará hasta que llegue su natural y destinado final; el que es hijo de su nación está dispuesto a morir antes que verla esclavizada, y vigilará esos agravios e indignidades, que en la sujeción al bien común se ve impulsado a soportar, como más aterradores que la propia muerte.

Un rico sin liberalidad es como un árbol sin frutos.

Haz que tus familiares te reverencien más que te teman, pues el amor sigue a la reverencia, mas el odio al temor.

Los grandes sucesos dependen de incidentes pequeños.

Preguntas frecuentes sobre Demóstenes

Fuentes y bibliografía

Fuentes primarias (textos antiguos)

Demóstenes. Discursos (Orationes) Colección completa de 61 discursos preservados de Demóstenes. Disponibles en múltiples traducciones al español y disponibles digitalmente a través de:

• Proyecto Perseo: Todos los discursos del orador ateniense.

• Plutarco. Vidas Paralelas – Demóstenes Biografía antigua de Demóstenes escrita por Plutarco, historiador y biógrafo griego del siglo I-II d.C. Proporciona muchos detalles sobre su vida, su entrenamiento retórico, y su defecto del habla. Disponible en múltiples traducciones españolas, incluyendo ediciones de la Biblioteca Clásica Gredos.
• Pseudo-Plutarco. Vida de Demóstenes – Biografía adicional, probable compilada de fuentes más antiguas. Menos confiable que Plutarco pero proporciona detalles adicionales sobre su vida. Disponible en Loeb Classical Library.
• Quintiliano. Institutio Oratoria – (Instituciones Oratorias) Obra del orador y teórico romano del siglo I d.C. que dedica secciones significativas al análisis de la técnica retórica de Demóstenes, considerándolo el modelo supremo de orador. Libro 12 es especialmente relevante.
• Cicerón. Brutus – Diálogo de Cicerón sobre la historia de la retórica griega y romana, con análisis detallado de la técnica de Demóstenes. Cicerón era un admirador declarado de Demóstenes.
• Esquines. Discursos (Orationes) – Los discursos de Esquines, el rival político de Demóstenes, proporcionan la perspectiva opuesta sobre los eventos políticos de la época y sobre la figura de Demóstenes. Sus discursos están frecuentemente en diálogo indirecto con los de Demóstenes.
• Diodoro Sículo. Biblioteca Histórica (Bibliotheca Historica) – Historiador antiguo que cubre el período de Filipo II y la política griega contemporánea. Proporciona contexto histórico para entender el período en que vivía Demóstenes.
• Justino. Epítome de la Historia Filipia de Pompeyo Trogo – Resumen antiguo de la historia de Filipo II y sus guerras contra Grecia. Proporciona perspectiva sobre cómo era visto Filipo por historiadores antiguos.
• Tito Livio. Historia de Roma (Ab Urbe Condita) – Aunque enfocada en Roma, contiene referencias a eventos griegos contemporáneos y proporciona contexto sobre cómo los romanos percibían a los griegos clásicos y a figuras como Demóstenes.

Bibliografía general (estudios modernos)

• MacDowell, Douglas M. Demosthenes the Orator. Oxford University Press, 2009. Análisis comprehensivo de la vida de Demóstenes y su técnica retórica. Uno de los mejores estudios académicos modernos sobre Demóstenes. Examina sus discursos judiciales y políticos en detalle.
• Jaeger, Werner. Demosthenes: The Origin and Growth of His Policy. University of California Press, 1938. (Reimpreso 2015) Estudio clásico que analiza cómo se desarrolló la perspectiva política de Demóstenes. Aunque antiguo, sigue siendo influyente por su análisis de la visión política de Demóstenes.
• Sealey, Raphael. Demosthenes and His Time. Oxford University Press, 1993. Biografía académica que sitúa a Demóstenes en su contexto histórico político y social. Examina tanto su vida personal como su influencia política.
• Worthington, Ian. Demosthenes of Athens and the Fall of Classical Greece. Oxford University Press, 2013. Estudio reciente que examina a Demóstenes como figure política en el contexto del colapso de la independencia griega. Enfatiza su rol en los últimos años de la democracia ateniense.
• Kennedy, George A. Art of Persuasion in Greece. Princeton University Press, 1963. Historia comprehensiva de la retórica griega con secciones dedicadas al análisis retórico de Demóstenes. Examina cómo Demóstenes revolucionó la técnica retórica.
• Ober, Josiah. Mass and Elite in Democratic Athens: Rhetoric, Ideology, and the Power of the People. Princeton University Press, 1989. Análisis de la dinámica política ateniense y el rol de la retórica en la democracia griega. Proporciona contexto para entender por qué la retórica era tan importante.
• Hansen, Mogens Herman. The Athenian Democracy in the Age of Demosthenes. University of Oklahoma Press, 1999. Estudio detallado del sistema democrático ateniense en el tiempo de Demóstenes. Explica cómo funcionaba la política ateniense y por qué ciertos argumentos persuadían o no.
• Cartledge, Paul. The Greeks: A Portrait of Self-Destruction. Oxford University Press, 2002. Historia general de Grecia que proporciona contexto más amplio sobre el período de Demóstenes y el colapso de la polis griega independiente.
• Green, Peter. Alexander of Macedon 356-323 B.C.: A Historical Biography. University of California Press, 1991. Aunque enfocada en Alejandro, proporciona contexto sobre el período post-Filipo cuando Demóstenes vivía bajo dominación macedónica.
• Cawkwell, George. Philip of Macedon. Faber and Faber, 1978. Biografía de Filipo II que proporciona perspectiva sobre el antagonista de Demóstenes y cómo era realmente percibido por los griegos.
• Hammond, Nicholas G.L. A History of Macedonia. 3 vols. Oxford University Press, 1972-1988. Historia definitiva de Macedonia. Proporciona contexto completo sobre Macedonia, Filipo, y las amenazas que Demóstenes identificaba.
• Roldán, Tomás González. «Retórica e Ideología Política en los Discursos de Demóstenes Contra Filipo.» En Estudios de Filología Griega y Latina. Editorial de la Universidad Complutense, 1992. Estudio académico español sobre la técnica retórica de Demóstenes enfocado en las Filípicas (en español).
• Dunn, John (ed.). Democracy: The Unfinished Journey 508 BC to AD 1993. Oxford University Press, 1992. Colección de ensayos sobre la historia de la democracia que incluye análisis del rol de Demóstenes en la defensa de la democracia ateniense.
• Goodwin, Andrew B. «The Speeches of Demosthenes in Translation: Comparative Rhetoric of Ancient Greek.» En Classical Philology. Vol. 115, No. 2, 2020. Estudio contemporáneo sobre cómo analizar y traducir los discursos de Demóstenes.
• Moretti, Jean-Charles. Théâtre et Société dans la Grèce Antique. Les Belles Lettres, 2001. Aunque enfocado en teatro, proporciona contexto cultural sobre cómo funcionaba la comunicación pública en Grecia antigua, relevante para entender la importancia de la retórica.