El segundo emperador romano de la dinastía Flavia, Tito, tendría la mala fortuna de dirigir un imperio convulso que recibiría los embates de la naturaleza, como se constató con la explosión del Vesubio que destruiría Pompeya al poco tiempo de haberse coronado, o el incendio de Roma junto con la peste, tan solo un año después.
Tito sería recordado también por haber sido el emperador romano que inauguró el Coliseo Romano, llamado entonces como Anfiteatro Flavio, celebrando durante cien días de juegos la apertura de este imponente símbolo de la ciudad.
Primeros años de Tito
El día 30 de diciembre del año 39 d.C., cuando regentaba Calígula los destinos del Principado Romano, nacería Tito Flavio Sabino Vespasiano, fruto de la unión entre el emperador Vespasiano y su esposa Flavia Domitila.
Con el ascenso político de Vespasiano durante el reinado del emperador Claudio, fruto de sus grandes triunfos en Britania, el pequeño Tito tendría el derecho de formarse en la corte imperial al lado de personajes muy importantes como el joven Británico, hijo del emperador Claudio, que al parecer fue su mejor amigo de la infancia.
Gracias a esta educación, Tito aprendería el griego y el latín, conocería los secretos para hacer poesía, o componer tragedias griegas, además de manejar el Arpa. Con el tiempo, la educación palaciega daría paso al Cursus Honorum, iniciando así el joven Tito su carrera política en el imperio romano.
Carrera político – militar de Tito
Su primera tarea dentro de la carrera de honores fue la de Tribuno militar en la región de Germania y Britania desde el año 61 hasta el año 63 d.C., cuando volvería a Roma para ejercer cargos políticos.
En Roma se casaría dos veces y tendría hijos.Enviudaría de su primera esposa, para luego divorciarse de la segunda. Por estos años hasta el 66 d.C., Tito ejercería de cuestor, para luego regresar a la carrera militar ya que su padre fue enviado a Judea para sofocar la rebelión que había estallado contra Roma.
Guerra de Judea
Cuando Vespasiano fue enviado a Judea se le confirió el mando de cuatro legiones, mientras que a Tito se le entregaría la comandancia de la Legión XV, con la que estuvo luchando en este territorio desde el año 66 hasta el 69 d.C., cuando tras la muerte de Nerón, se sucedieron en el trono tres emperadores, abogando Tito a favor del ascenso de su padre.
Una vez posicionado en el trono Vespasiano, Tito sería enviado nuevamente Judea para encargarse del asedio de Jerusalén una vez rechazaran sus ofrecimientos.
El saqueo de Jerusalén en el año 70 d.C. fue un episodio importante de la época. Tito y sus hombres masacrarían a los habitantes de la ciudad destruyendo a su paso los templos, edificios y todo lo que encontrasen, pero además, destruirían todos los muros que rodeaban la ciudad, dejando únicamente el fragmento hoy conocido como el Muro de los Lamentos.
Funciones de Tito en el gobierno del emperador Vespasiano
Tito se granjearía la fama del ser el sucesor de su padre no solo en el campo de guerra, sino también en la arena política, desempeñándose en sus inicios como el asistente de su padre el emperador, para luego fungir como el jefe de la Guardia Pretoriana, un cargo que era vital para la permanencia de Vespasiano en el poder.
Desde allí, Tito podía acabar con la disidencia y los enemigos políticos del padre, afianzando su posición. Durante el gobierno del emperador Vespasiano, Tito también fue nombrado cónsul en varias ocasiones, además de ostentar otros cargos en el poder.
A la muerte de su padre, Tito sería el legítimo heredero al trono en un imperio romano que estaba en crisis y que recelaba de quien en el pasado había utilizado el terror para acabar con los enemigos políticos de su padre.
Tito: emperador romano
El día 24 de junio del año 79 d.C., Tito sería investido con la púrpura imperial, iniciando así la segunda regencia de la dinastía Flavia en el imperio romano. No obstante, el gobierno de Tito estaría marcado desde el comienzo por las tragedias naturales, que en un pueblo altamente supersticioso como el romano, estos avatares de la naturaleza no serían vistos con buenos ojos.
El primero de estos hechos naturales sería la destrucción de las ciudades Pompeya y Herculano, producidas por la explosión del volcán Vesubio, que sepultó las ciudades bajo las cenizas, llevando a miles de personas al mundo de los muertos.
El mismo Tito se presentaría en el lugar de los hechos para supervisar las labores de ayuda a los habitantes, además de verificar que se entregaran íntegramente los insumos, dinero y otras ayudas enviados por el emperador y la ciudad de Roma.
Mientras se encontraba en Pompeya ocupado en estos asuntos, la ciudad de Roma sería víctima de un incendio que dañaría profundamente varios edificios importantes como el Capitolio, el Panteón de Agripa o el Templo de Júpiter, entre otros. Este incendio duraría tres días y tres noches, siendo atribuidas causas de origen divino.
Posterior a este incendio, Roma sería nuevamente víctima pero esta vez de la peste, ya que pocos días de desatado aquel incendio, la ciudad se sometería a una rara enfermedad, buscando Tito la solución por todos los medios, ya sea con medios clínicos o a través de la religión y la intervención de los dioses.
La inauguración del Anfiteatro Flavio, el gran Coliseo Romano
Vespasiano veía en esta construcción la obra arquitectónica más importante que legaría al imperio romano para gloria eterna de la dinastía Flavia. Sin embargo, el artífice de aquel coloso edificio no podría disfrutar ni ver con sus propios ojos el fruto de su obra, debido a que fallecería el año anterior, por lo que su hijo Tito se encargaría de inaugurar el Coliseo Romano.
Este anfiteatro estaría emplazado en el mismo sitio que utilizó Nerón para hacer su palacio privado donde se derrocharía en lujo y excesos arquitectónicos. Al hacerlo aquí, Vespasiano enviaba un mensaje al pueblo de Roma abriendo un lugar que era de uso privado para el anterior emperador, haciendo que fuese del disfrute de todos.
Cuando Tito inauguró los juegos, éstos duraron cien días en los que se conmemoró la gloria militar de Roma con las luchas de animales salvajes traídas de África, o mostrando como luchaban habitantes de otras latitudes entre ellos o con animales para el disfrute pleno del pueblo romano.
En estos primeros cien días no solo lucharían gladiadores, fieras salvajes, o se realizarían las célebres carreras de caballos, sino que los romanos disfrutarían de uno de los mejores espectáculos del Coliseo Romano: las batallas navales en las que se inundaba el coliseo para colocar barcos provistos de armas y tripulación. Todo un espectáculo increíble en aquel mítico lugar.
Muerte del emperador Tito
Se dice que Tito, a diferencia de los emperadores anteriores como Claudio, no gustaba hacer uso de las redes de espías para develar complots asesinos o conspiración en su contra. Al contrario, se dice que los detestaba y huía de su presencia.
Sin embargo, en determinado momento, se piensa que tuvo información de una conspiración de su propio hermano, Domiciano, aunque Tito no buscaría darle muerte.
Quizás esta falta de acción del emperador para con su hermano fuese un error garrafal que le demostraría al emperador lo que equivocado que estaba respecto a su ambicioso hermano.
En el año 81 d.C., el emperador Tito junto a su hermano Domiciano, partieron rumbo a la villa familiar en los montes Sabinos, pero en aquel lugar el emperador presentaría unas fuertes fiebres que provocarán su muerte. Así, Domiciano se dirigió a Roma donde posteriormente sería coronado como el último emperador romano de la dinastía Flavia.
Puedes conocer más sobre Tito en la obra ‘Historia de Roma’ de Don Casio, de acceso libre en la Universidad de Chicago.