Hércules es uno de los héroes clásicos más conocidos de todos los tiempos. Fue un héroe tebano que nació fruto de una de las relaciones amorosas de Zeus, dios del Olimpo.
El nacimiento de Hércules
Su madre fue Alcmena, la mujer del general Anfitrión. Para poder yacer con ella, Zeus tomó la forma de su marido. Esa misma noche, Anfitrión volvió de una expedición y concibieron a Ificles, que nacería al mismo tiempo que Hércules.
Hera, esposa de Zeus, se moría de celos y rabia tanto por la infidelidad de su marido como por el hecho de que el dios no paraba de presumir de su hazaña ante el resto de dioses.
La diosa, desde un primer momento quiso evitar que naciera el niño y ante el juramento de Zeus de que el niño que naciese primero sería rey de Grecia, hizo que se adelantase el parto de Euristeo (aparentemente sietemesino), por lo que Heracles quedó subordinado a él (y quien le ordenará posteriormente los doce trabajos).
Según una versión, cuando Alcmena estaba por dar a Luz, Hera envió a Ilitia y a las Parcas las que, puestas en posición mágica en el portal, impedían el parto.
Pero, la amiga de Alcmena, Galintia, urdió una estratagema: fue rápidamente hacia ellas diciendo que el niño había nacido gracias al poder de Zeus. Ellas, entonces, abandonaron su posición y el niño pudo nacer (lo que le valió a Galintia ser transformada en comadreja por Ilitia).
Por ello, poco después de que el niño naciera, decidió enviar dos serpientes para que acabasen con su vida. Sin embargo, a pesar de la corta edad del pequeño, consiguió acabar con las serpientes estrangulándolas.
Alcmena tenía miedo de que el odio de Hera recayera sobre ella, por lo que abandonó al bebé.
Hermes le recogió y consiguió engañar a Hera para que ésta le amamantase, de tal manera que inconscientemente le otorgó la inmortalidad.
Al despertarse la diosa y darse cuenta de quien era, lo apartó bruscamente y el chorro de leche que salió del pecho de Hera formó a la Vía Láctea.
Su fuerza y sus habilidades se debieron gracias a la educación recibida por Quirón. Otros de sus maestros fueron Linos, Cástor y Radamante.
Es por esta época, cuando tenía unos 18 años, que mata a un león que estaba atacando a los rebaños en el monte Citerón, revistiéndose con su piel y también en 50 días fecunda a las 50 hijas (creyendo que era sólo una) de Testio, rey de los tespios.
Lucha junto a los tebanos contra Ergino (rey de Orcómeno en Beocia, que exigía un tributo a Tebas) derrotándolo. Por esto, el rey de Tebas, le otorgó la mano de su hija Megara, con quien tuvo tres hijos: Terímaco, Creontíades y Deicoonte.
Pero la diosa Hera hizo que en un rapto de locura, Heracles asesinara a sus hijos.
Para purificarse de este crimen consultó al oráculo de Delfos, que le ordenó ponerse a las órdenes del rey de Micenas, Euristeo., quien le ordenaría los famosos 12 trabajos de Hércules.
Sin embargo, tal y como sucedía con su padre, fue un hombre con numerosas amantes. Esto le produjo grandes problemas en varias ocasiones, como Onfale y Deyanira. De hecho, su muerte fue provocada por esta última.
La muerte del héroe tebano
Viajaban juntos cuando se encontraron con el centauro Neso. Hércules le confió a Deyanira para que pudiera cruzar una parte del río mientras él recorría una parte más enrevesada del camino pero que servía a sus propósitos.
Durante el tiempo que Hércules estuvo ausente, Neso trató de forzar a Deyanira.
En el momento en que Hércules tuvo conocimiento de ello, volvió para matarlo. Lo consiguió lanzándole una flecha después de una larga lucha gracias a su velocidad y agilidad.
Sin embargo, justo antes de morir, le entregó a la joven una túnica.
Según le dijo serviría para avivar el amor de los maridos infieles, así podría retenerle a su lado. Pero nada más lejos de la verdad.
Pasó el tiempo y Hércules inició un viaje a Eubea junto con la joven y bella Iole. Tratando de retenerle a su lado, Deyanira recordó la túnica que Neso le había regalado y se la entregó a Hércules.
En cuanto éste se la puso comenzó a sufrir grandes dolores debido al veneno que contenía la prenda.
Hércules comprendió entonces que iba a morir, por lo que encargó a Filoctetes que encendiera la pira que había hecho con los troncos de los árboles poco antes.
Tras su muerte, los dioses del Olimpo decidieron rescatarle del Inframundo. Para agradecerle su comportamiento, le permitieron vivir en el Olimpo, le transformaron en dios y le concedieron la mano de Hebe.
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