Un reptil volador gigante de aproximadamente 10 metros de longitud se descubrió en Siria, convirtiéndose en uno de los especímenes más grandes hallados en Medio Oriente, y uno de los ejemplares más grandes del mundo, solo un 10% más pequeño que su par americano Quetzalcoatlus northropi.
El hueso se encontró en la costa de Palmira en una mina de fosfato en el año 2000, no obstante, las grandes dificultades políticas en la región imposibilitaron su estudio completo. Hasta que, la paleontóloga siria Wafa Adel Alhalabi, decidió invertir de su propio dinero para mover el hueso a su casa, donde descubrió que pertenecía al primer pterosaurio descubierto en Siria.
El hueso de pterosaurio era su húmero izquierdo y medía unos 29 centímetros en la parte que se preservó, lo que llevó a los científicos a determinar, que el ejemplar completo medía cerca de 10 metros de longitud.
Gracias a este hallazgo, ahora el lugar de influencia de este majestuoso reptil volador se hace más grande, además de dejar evidencia que pudo también alimentarse de fauna marina.








