Egipto no deja nunca de sorprendernos con nuevos descubrimientos, que este año se están produciendo casi cada mes. Hace poco, hacíamos referencia a los hallazgos de restos de los Colosos de Memnón y un antiguo colegio del período de dominación romana. En esta ocasión, han aparecido una serie de tumbas en dos yacimientos diferentes, de distintos tipos y períodos: en la ciudad de Luxor y en la Isla Elefantina de Asuán.
En el primero de los casos, la revelación se produjo durante unos trabajos arqueológicos en la orilla oeste de la ciudad de Luxor. Se encontró la tumba de un funcionario de 3.500 años de antigüedad. Su nombre era Maai y trabajaba para la familia real, cuidando los establos de los caballos del ejército y supervisando el trabajo en las granjas reales. Se encontraron así mismo pinturas murales e inscripciones que revelan datos muy interesantes a cerca de la vida cotidiana del funcionario, las relaciones con su familia, su trabajo y su día a día como alto dignatario.
En el caso de la Isla Elefantina, un grupo de habitantes de la isla que encontraron por casualidad tumbas de 3.000 años de antigüedad, pertenecientes a una comunidad nubia que se asentó en la zona, desplazada de su localidad original, tras la construcción de la presa de Asuán. Pertenecen al Imperio Nuevo y sirvieron de enterramiento a altos cargos políticos y eclesiásticos: tres gobernadores y un sacerdote. Por ello, los enterramientos constan de todo tipo de objetos y decoraciones adicionales que aportan una gran cantidad de información a la historia política y social de la isla durante el Imperio Nuevo.
Una de ellas, la del príncipe User, contenía representaciones murales del gobernador en diferentes posiciones y acompañado de familiares y deidades. En el caso de la de Ba Nefer, el sacerdote, se encontró un sepulcro gravado con imágenes del gobernador, también con su familia y dioses. Y en la de Amenhotep, otro de los dignatarios, no aparecieron pinturas, pero sí jeroglíficos y grabados de diverso tipo.
El ministro de Antigüedades, Mohamed Ibrahim, ha informado sobre los planes de conservación y exposición de los yacimientos y sus objetos. Sin duda, el ministro debe de estar abrumado ante tantos hallazgos en el subsuelo de su país, que no dejan de demostrarnos una y otra vez que el patrimonio de Egipto parece interminable.