El Plan Schieffen era un plan estratégico de gran envergadura que ideó antes de la Primera Guerra Mundial el jefe del Estado Mayor del II Reich alemán, Alfred Graf von Schlieffen, en caso de una guerra de varios frentes. El objetivo de esta táctica era el de dejar frente a los rusos, aprovechando su lentitud de movimientos, y lanzar el grueso de las tropas sobre Francia, a través de Bélgica, para evitar las fortificaciones de la Lorena y entrar en Francia por Champaña. Una vez finiquitado ese frente, centrarse en los rusos en el frente oriental.
Schlieffen planificó que el ejército alemán podría movilizar medio millón de hombres para combatir en el frente ruso, de forma que el millón y medio restante atacase a los franceses. Mientras una parte del ejército contuviese a los rusos en el río Vístula, el frente occidental podría atravesar Bélgica para emprender un ataque de máxima potencia sobre el norte de Francia.
Pero en este punto encontró un problema, ya que esa invasión belga requería de más tropas para no debilitar el resto de efectivos que debían frenar a los franceses. Así que Schlieffen decidió utilizar a los reservistas para poder realizar la maniobra. Aunque eran considerados soldados mediocres cuyas únicas habilidades eran las de ocupación y retaguardia, el estratega alemán los sumó al frente. De esta forma, el ala derecha del ejército que debía cruzar Bélgica era muy potente, mientras el resto del frente era suficientemente competente.
Este plan fue empleado en la Primera Guerra Mundial por el sobrino de Moltke y sucesor de Schlieffen al frente del Estado Mayor, Helmuth Johan von Moltke. Pero hizo varios cambios. En lugar de desplegar la mayoría de las fuerzas en el frente occidental, destinó bastantes tropas a la defensa rusa. Esto frenó la potencia del ataque alemán sobre los franceses e impidió que funcionase bien. Sin embargo, el ataque contra los rusos fue muy sencillo, poniendo de manifiesto que lo planificado por Schlieffen habría sido más conveniente que lo que desplegó Von Moltke.