El pueblo Hirota en Japón practicó la modificación craneal entre los siglos III y VII d.C.

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Leopoldo Ágreda Lovera
Nací en Mérida, un estado andino de Venezuela pero me crié en Caracas la ciudad donde crecí, observando el Ávila y haciéndome las preguntas más importantes sobre la vida, la sociedad y el universo, rodeado de árboles y el sabor agridulce de toda gran ciudad. En el trayecto de mi vida, conocí las calles y sus gentes, las cuales me ayudaron a formarme un mejor criterio de la existencia humana y las ciencias sociales, para luego estudiar en la Universidad Central de Venezuela, donde me he formado como historiador y pensador social. La lectura es uno de mis grandes vínculos con el pasado y la esencia de la humanidad, ya que como dijo Descartes, leer es como tener una conversación con las grandes mentes de la historia; el ajedrez es otra de mis grandes pasiones, ya que me ha ayudado a desarrollar una mejor comprensión de la vida, que junto a la música, forman los tres pilares de mis gustos actuales. Soy familiar, amante de la naturaleza y los animales, porque en ellos ves la esencia de la filosofía y de Dios.

La isla Tanegashima fue el lugar donde vivió el pueblo Hirota entre los siglos III y VII d.C., donde los arqueólogos han encontrado recientemente, pruebas de que este pueblo ancestral practicó la modificación de sus cráneos.

Desde las primeras excavaciones en el sitio realizadas a mediados del siglo XX, los investigadores se percataron de cráneos deformados en el hueso occipital, la zona posterior de la cabeza de forma plana, junto a modificaciones en la zona parietal de los huesos.

Al inicio los investigadores no tenían claro si estas modificaciones se produjeron por un proceso intencional, o si respondían a ciertos hábitos que poseía la comunidad, por lo que decidieron realizar ciertos análisis que comentaremos a continuación.

Para conocer los datos que dilucidaran esta cuestión, se estudiaron imágenes tanto en 2D como en 3D, no solo de los cráneos encontrados en el pueblo Hirota sino también en varios de sus vecinos, observándose el aplanamiento de la zona posterior de la cabeza, además de ver depresiones en las zonas que conectan las suturas sagitales y lamboidales, lo que indica una modificación intencional.

Los hallazgos recientes ayudan a aquilatar la comprensión de estas prácticas en el antiguo Japón, pero para conocer el significado social y cultural de estas modificaciones en el territorio, se necesitarán más estudios.

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