En la aldea de Beihe en Xianyang, China, los arqueólogos descubrieron la tumba del emperador Xiaomin, quien fue el fundador de la dinastía Zhou entre el 557 al 581 de nuestra era.
La tumba se encuentra en una cueva del suelo con dirección hacia el sur, en una cámara que posee cuatro patios, en un espacio total que sobrepasa los cincuenta metros de norte a sur, y que deben transitarse diez metros para llegar al fondo de la tumba.
Los investigadores se percataron que la tumba fue saqueada en el pasado, sin embargo, pudieron encontrar diferentes piezas del ajuar funerario como fragmentos de cerámica, que representan a grandes guerreros junto a unidades de caballería.
La confirmación final de que el hombre que yacía en aquella tumba fue el emperador Xiaomin, es el descubrimiento de un epitafio en la zona oriental de la tumba, en la que aparece su nombre.
El descubrimiento es de suma importancia, ya que ayudará a conocer más sobre el período de las Dinastías del Norte, además de que es apenas la segunda tumba de la dinastía Zhou que se ha encontrado en la historia.