Estudian las evidencias de canibalismo más antiguas de Europa

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Leopoldo Ágreda Lovera
Nací en Mérida, un estado andino de Venezuela pero me crié en Caracas la ciudad donde crecí, observando el Ávila y haciéndome las preguntas más importantes sobre la vida, la sociedad y el universo, rodeado de árboles y el sabor agridulce de toda gran ciudad. En el trayecto de mi vida, conocí las calles y sus gentes, las cuales me ayudaron a formarme un mejor criterio de la existencia humana y las ciencias sociales, para luego estudiar en la Universidad Central de Venezuela, donde me he formado como historiador y pensador social. La lectura es uno de mis grandes vínculos con el pasado y la esencia de la humanidad, ya que como dijo Descartes, leer es como tener una conversación con las grandes mentes de la historia; el ajedrez es otra de mis grandes pasiones, ya que me ha ayudado a desarrollar una mejor comprensión de la vida, que junto a la música, forman los tres pilares de mis gustos actuales. Soy familiar, amante de la naturaleza y los animales, porque en ellos ves la esencia de la filosofía y de Dios.

Al sureste de Inglaterra un equipo multidisciplinario ha estudiado la cueva de Gough, en la que se encontraron vestigios de canibalismo humano con una datación aproximada de 15 mil años, además del uso de huesos humanos para fabricar objetos.

Los investigadores se enfocaron en el estudio de las prácticas funerarias de hace 11 a 17 mil años, ubicándose cronológicamente en el período magdalenienses, en donde se observaron las muestras de canibalismo.

Estudiando las prácticas fúnebres, los investigadores constataron que el canibalismo era común en las personas del magdaleniense, en una práctica en la que los muertos eran consumidos por sus familiares, en lugar de ser enterrados como sucedió después.

De igual manera, los investigadores observaron el uso de hueso humano en la creación de objetos, tales como la copa del cráneo o hacían grabados en los huesos.

El canibalismo no fue la única práctica funeraria de esta época, en realidad, junto a los magdalenienses se encontraban los epigravetienses, quienes poseían otras prácticas funerarias, es decir enterraban a sus muertos.

Se sostuvo que el enterramiento se inició debido a los intercambios culturales entre magdalenienses y epigravetienses, sin embargo, los especialistas realizaron análisis genéticos que arrojaron un resultado interesante.

Los magdalenienses que comían a sus muertos eran de la zona norte de Francia y España, mientras que los epigravetienses provenían de Italia y la región de los Balcanes.

Con estos resultados y el estudio de los sitios fúnebres, los investigadores concluyen que no fueron los intercambios culturales los que provocaron el cese del canibalismo por el enterramiento, sino que la población epigravetiense terminó desplazando a los magdalenienses.

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