Hablamos del asombroso libro del siglo XV que se ha convertido en uno de los enigmas más misteriosos para la criptología. El manuscrito de 600 años de antigüedad y escrito en una lengua desconocida similar al árabe en su grafía, incluye desconcertantes imágenes de botánica, astros, planetas y curiosas representaciones humanas en escenas cuanto menos inusuales, como la de unas figuras antropomorfas bañándose en un río.
Más de 170.000 glifos o caracteres encriptados, que han suscitado un centenar de teorías, algunas descabelladas, en torno a su temática y elaboración: desde los que piensan que es una farsa renacentista y que en realidad el contenido es indescifrable, que tiene una posible procedencia azteca o cátara e incluso que lo redactó Da Vinci en su juventud.
Stephen Bax, profesor de estudios lingüísticos aplicados de la Universidad de Bedfordshire (Inglaterra), cree haber hallado las claves para descifrar el manuscrito. Reuniendo conocimientos sobre pergaminos y escrituras medievales, lenguas semíticas y técnicas de análisis lingüístico, ha conseguido traducir alguna de las caóticas palabras, descartando la posibilidad de que se trate de un mensaje satírico o sin significado.
Por ejemplo, ha logrado descifrar ciertas referencias a la constelación de las Pléyades y a la palabra griega Kantarion (uno de los nombres de la planta conocida como hierba de San Juan o hipericón), así como alusiones a otras plantas conocidas en la edad media como la Centauria.
“El motivo por el que informo sobre mis descubrimientos en esta etapa [de la investigación] es para motivar a otros lingüistas a trabajar conmigo en la descodificación completa del código, utilizando los mismos planteamientos, aunque no será tarea fácil”, ha declarado Bax, haciendo hincapié en que el manuscrito no es un fraude y que esconde misterios que esperan ser desvelados.