Florence Nightingale, la Dama de la Lámpara

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María Santiago
Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, desde pequeña me he sentido atraída por el mundo de la información y la producción audiovisual. Pasión por informar y ser informada de cuanto acontece en cada rincón del planeta. Asimismo, gusto por formar parte en la creación de un producto audiovisual que posteriormente entretendrá o informará a la gente. Entre mis intereses se encuentran el cine, la fotografía, el medio ambiente y, ante todo, la historia. Considero fundamental conocer el origen de la cosas para saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. Interés especial en curiosidades, misterios y sucesos anecdóticos de nuestra historia.

Florence Nightingale es reconocida como una de las fundadoras de la enfermería moderna. Nació el 12 de mayo de 1820 en Florencia, Italia. Sus padres eran William Edward Nightingale y Frances Smith. Durante su infancia se crio en el campo con su familia, trasladándose cuando ella tenía 5 años a Hampshire.


Al principio, se hizo cargo tanto de su educación como de la de su hermana una institutriz, pero su padre se apegó a ellas al no haber tenido hijos varones y se encargó él mismo de educarlas, ya que había estudiado en Cambridge. Éste les enseñó las obras clásicas, como las de Aristóteles, e incluso corrientes políticas.

Cuando cumplió 20 años pidió a sus padres poder estudiar matemáticas. Sin embargo, tanto su madre como su padre se negaron, ya que consideraban que no era algo apropiado para una mujer. En cambio, tras largo tiempo insistiendo, consiguió que accedieran. Tuvo como tutor a Sylvester, quien había desarrollado la teoría de las invariantes junto con Cayley. Llegó a ser una de las alumnas más destacadas y llegó a dar clases a niños. Una de las áreas que más le interesaban era el poder aplicar los métodos estadísticos a otras áreas como las ciencias sociales, algo desarrollado por el científico Quetelet.

Sin embargo, su destino quedó marcado cuando unos años antes, el 7 de febrero de 1837 creyó haber escuchado la llamada de Dios cuando se encontraba caminando por el jardín de su casa, aunque no supo interpretarla.

Así desarrolló interés por las ciencias sociales de su época, hasta el punto de interesarse por las labores llevadas a cabo en los hospitales en 1845. Pero su familia se opuso a este interés, ya que la enfermería no era un trabajo adecuado para una mujer bien educada y de buena familia. Esto era debido a que las profesionales de aquellos años apenas contaban con preparación, les faltaban conocimientos y se decía que eran de mala vida.

En 1849 emprendió un viaje por Europa y por Egipto con unos amigos, lo que le permitió contrastar los sistemas hospitalarios de los lugares que visitaba. Al año siguiente, decidió comenzar a estudiar para enfermera en el Instituto San Vicente de Paul en Alejandría, un hospital católico. Ese mismo año viajó hasta Kaiserwerth para visitar el hospital del pastor Theodor Fliedner, regresando al año siguiente para estudiar enfermería durante tres meses en el Instituto para Diaconisas Protestantes. Poco después marchó a un hospital cercano a París, el St. Germain.

En 1853 viajó a Londres, donde la nombraron superintendente del Establecimiento para damas durante enfermedades, trabajo no remunerado. Al año siguiente comenzó la conocida como Guerra de Crimea. El 20 de septiembre de 1854, los rusos fueron derrotados en la batalla del río Alma, hecho que aprovecharon varios medios para criticar las instalaciones médicas británicas, que dejaban mucho que desear.

Nightingale atendiendo a enfermos

Como respuesta, el secretario de Guerra de Gran Bretaña, Sidney Herbert, escribió a Nightingale para que fuera nombrada superintendente del Sistema de Enfermeras de los Hospitales Generales Ingleses en Turquía y supervisara la inclusión de nuevas enfermeras en los hospitales. El 4 de noviembre de 1854 llegó acompañada de 38 enfermeras a la capital turca.

Poco a poco fue cambiando y reformando el sistema hospitalario. Las condiciones en que llegaban los soldados eran completamente antihigiénicas, incluso llevando a cabo operaciones en condiciones nada adecuadas. Enfermedades contagiosas campaban a sus anchas, de tal manera que los soldados tenían más probabilidades de morir en el hospital que en el propio campo de batalla.

En el tiempo que estuvo en Turquía, decidió tratar de instaurar el sistema que había estudiado en matemáticas haciendo estadísticas. Se puso a recolectar datos, creando un sistema para poder tener un registro sobre los pacientes. Gracias a estos datos que había recolectado, comenzó a hacer estadísticas empezando por calcular la tasa de mortalidad de los enfermos, demostrando que si se mejoraban los métodos sanitarios podrían evitarse muchas muertes.

A principios del año siguiente, la tasa de mortalidad había descendido del 60 al 42 %. Comenzó a mejorar las instalaciones del hospital, instalando una fuente de agua potable, comprando alimentos y equipamiento médico. Todo ello hizo que la tasa de mortalidad siguió descendiendo paulatinamente.

Con todos los datos que había obtenido, creó el llamado Diagrama de Área Polar, donde quedaban representadas las cifras de mortalidad a lo largo de la guerra. Se trataba de diagramas formados por cuñas coloreadas, en las que la parte azul exterior representa las muertes provocadas por enfermedades contagiosas. Así pudo comprobar que la mayor parte de las muertes se producían por enfermedades y no por las heridas causadas durante los enfrentamientos.

Diagrama sobre las causas de mortalidad del ejército

En agosto de 1856, después de la firma de la paz, regresó a Londres. Allí descubrió que los jóvenes soldados tenían una tasa de mortalidad el doble de alta que la de la población civil. Con los datos obtenidos, mostró la necesidad de que se llevase a cabo una reforma sanitaria en los hospitales militares. En su empeño, llamó la atención de la mismísima reina Victoria y del Primer Ministro, Lord Palmeston.

En 1857 le concedieron un permiso para organizar una investigación que llevó a la instauración de la Comisión Real para la Salud del Ejército. Nightgale se apartó de la vida pública y comenzó a preocuparse de nuevo por las tropas, especialmente por las que se encontraban en la India. El año siguiente se convirtió en la primera mujer electa socia de la Royal Statistical Society gracias a sus investigaciones.

Durante el tiempo pasado en Crimea, se había creado el Fondo Nightingale. Gracias al dinero que poseía, en 1860 consiguió abrir la Escuela de Entrenamiento y Hogar Nightingale para Enfermeras en el hospital de St. Thomas de Londres. Allí las enfermeras podían adquirir experiencia práctica en hospitales y también aprendían a vivir de forma adecuada, con una forma de vivir disciplinada.

La apertura de esta escuela hizo que la profesión de enfermera pasar a ser una profesión respetable para las mujeres. Además, aconsejó sobre cuidados médicos al ejército británico apostado en Canadá e incluso se le llegó a consultar desde el gobierno de Estados Unidos sobre la salud de los participantes en la Guerra de Secesión.

El resto de su vida se los pasó postrada en una cama, ya que había contraído una enfermedad en Crimea que le impidió seguir dedicándose a la enfermería. Sin embargo, siguió haciendo campaña para mejorar la salud, publicando gran cantidad de libros e información. Destaca Notas sobre enfermería, el primer libro usado para enseñar enfermería.

Fueron numerosos los galardones que se le concedieron. En 1874 fue nombrada miembro honorífico de la American Statistical Association. En 1883 se le otorgó la Cruz Roja Real por su labor por la propia reina Victoria. Además, fue la primera mujer que recibió la Orden al Mérito de manos de Eduardo VII en 1907. Fue apodada la Dama de la Lámpara debido a las numerosas rondas que hacía por la noche entre los pacientes durante sus años como enfermera. Falleció el 13 de agosto de 1910 en Londres, siendo enterrada en St. Margaret.

Imágenes: Dominio Público

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