Hipócrates fue el primero en reconocer los beneficios de los alimentos fermentados

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Breve biografía de Hipócrates

Hipócrates, «el padre de la medicina», nació en la Isla de Cos, Grecia, alrededor del año 460 a.C. y falleció en Tesalia, aproximadamente en el 370 a.C.

Sus loables actividades las ejerció durante el glorioso siglo de Pericles y obtuvo prestigio por individualizar la práctica de la medicina de las otras disciplinas con las que solía mezclarse, como la filosofía y la teúrgia.

Estudió a fondo la praxis médica de otras eras y sociedades y las sistematizó en metódicos y variados textos de la materia.

Entre sus valiosos e imprescriptibles aportes, en esta oportunidad se resalta su entonces novedosa propuesta de los alimentos fermentados dentro de tratamientos específicos para determinados males gastrointestinales.

Hipócrates y los alimentos fermentados

Hipócrates manifestaba: «El alimento es tu mejor medicina y tu mejor medicina es tu alimento». Es decir, la calidad de la dieta de un individuo representa su estado de salud.

En este sentido, indicó que la ingesta de ciertas comidas forma parte de los remedios para los enfermos.

Así, Hipócrates solía recomendar leche fermentada para curar malestares del estómago e intestinos. Esto se debe a que la leche fermentada, al ser un alimento probiótico, posee microorganismos que regulan el sistema gastrointestinal.

En efecto, los alimentos probióticos contrarrestan el estreñimiento, los síntomas del intestino irritable, las diarreas, entre otras afectaciones.

Se conoce que el sabio de Cos profundizó en las maneras de equilibrar y/o sanar el cuerpo humano a través de cuidados enfocados en determinadas partes del organismo.

Para Hipócrates, el sistema digestivo y el sistema excretor requerían de especial observación, por lo que dedicó muchas de sus indagaciones a buscar remedios contra las enfermedades relacionadas a estos sistemas.

La purgación con leche fermentada o yogures fue un recurso bastante sugerido por el médico griego y que generó demasiado interés en los expertos de la salud que posteriormente analizaron sus tratados.

La escuela hipocrática generó numerosos adeptos no solo en la misma Grecia, sino en las naciones extranjeras como Roma.

Incluso cientos de años después de la muerte de Hipócrates, sus remedios siguieron constituyendo el régimen central para los problemas estomacales e intestinales.

Fue el caso del célebre Galeno, afamado médico del Imperio Romano. Formado por la cultura griega y compañero de estudios de los seguidores de Hipócrates, Galeno ahondó y perfeccionó muchos de los remedios del sabio de Cos.

Entre estos, se rescatan sus tratamientos estomacales e intestinales con alimentos fermentados. Para el médico de Pérgamo, no debía de desaprovecharse los beneficios para el organismo que ofrecía la receta hipocrática .

Además, Plinio El Viejo incluyó en su «Historia Natural» la receta de leche fermentada planteada por el médico griego como la solución efectiva para la gastroenteritis.

Actualmente los profesionales de la salud continúan recomendando este alimento para las mismas dolencias, validando los estudios hipocráticos realizados en la Antigua Grecia.

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