Un nuevo estudio en el cementerio de caballos de Westminster descubierto en 1990, ha encontrado numerosas evidencias de que se trata de un cementerio para animales de la élite, que van desde el uso de instrumentos de equitación hasta un tamaño superior a los caballos de la época.
Entre los siglos XIV al XVI, los caballos eran muy importantes para la realiza inglesa, aquilatando una colección equina que da cuenta de un extenso comercio entre varias regiones de Europa, para llevar los caballos desde su lugar de origen hasta Inglaterra.
En un análisis reciente un equipo científico estudió 22 molares de 15 caballos diferentes, determinando que el origen era muy variado, algunos eran de Escandinavia, los Alpes, el Norte de Europa, e incluso, de España e Italia.
Se encontraron también huellas de uso de instrumentos en los caballos, como por ejemplo, desgaste en la boca por el uso de una broca, la cual era principalmente utilizada por caballos de guerra o que participaban en Justas.
De igual manera, el análisis de los huesos determinó que varios de ellos tenían las vértebras torácicas y lumbares inferiores fusionadas, lo que significa que estos animales estaban sometidos a un fuerte régimen de trabajo diario.