El culto al toro era común en muchas culturas y en Egipto, desde donde (según la narración del Éxodo) los hebreos habían partido, el toro de Apis era un objeto de adoración comparable a lo que los hebreos estarían reviviendo en el desierto.
Narración bíblica del becerro de oro
Cuando Moisés subió al monte Sinaí para recibir los Diez Mandamientos, dejó a los israelitas durante 40 días y 40 noches.
Los israelitas temían que no regresara y exigieron a Aarón, el hermano de Moisés, que les ofreciera un dios que precediera al de Moisés. Aaron recogió los pendientes de oro y los ornamentos de los israelitas, los fundió y construyó un becerro de oro.
Aarón construyó un altar delante del becerro y proclamó que el día siguiente sería fiesta. Al día siguiente, los israelitas se levantaron temprano e hicieron ofrendas quemadas y el pueblo se sentó a comer y beber y se levantó a festejar.
Dios avisó a Moisés de lo que los israelitas estaban haciendo en el campamento y que se habían desviado del camino que él les había ordenado, Dios dijo que los destruiría y comenzaría un nuevo pueblo a partir de Moisés y este suplicó que fueran perdonados.
Moisés bajó del monte, pero al ver el becerro, se enfadó y tiró las dos tablas de piedra rompiéndolas.
Moisés quemó el becerro de oro, lo molió hasta convertirlo en polvo, lo esparció en agua y obligó a los israelitas a beberlo. Cuando Moisés le preguntó a Aarón, este admitió haber recogido el oro y fundirlo en el fuego para moldearlo como un becerro.
Exclusión de los levitas y ejecución masiva
La Biblia registra que la tribu de Leví no adoraba al becerro de oro. Según la biblia, Moisés se paró en la puerta del campamento y dijo: “El que esté del lado del señor, venga a mí”.
Y todos los hijos de Leví se juntaron con él. Después Moisés les dio espadas y en nombre de Dios mandó a que los levitas mataran a un israelita cada uno.