Índice
Nacimiento de Moisés
Moisés nació en una época en la que su pueblo, los israelitas, eran una minoría esclavizada que aumentaba su población. Como resultado un faraón egipcio, el cual no está determinado, temía que pudieran aliarse con los enemigos de Egipto.
Moisés nació de su padre Amram y de su madre Jocabed y tenía dos hermanos, Miriam de 7 años, y Aarón de 3.
El faraón ordenó que todos los niños varones hebreos recién nacidos fueran ahogados en el río Nilo, pero su madre lo colocó en un arca y la escondió en unos juncos junto a la orilla del rio, donde el bebé fue descubierto y adoptado por la hija del faraón y criado como un egipcio.
Liberación de los israelitas en Egipto
Después de alcanzar la edad adulta, Moisés mató a un egipcio que estaba golpeando a un hebreo y para escapar de la pena de muerte del faraón, huyó a Madián, en donde se casó con Séfora.
En el monte Horeb, Dios se le apareció a Moisés como una zarza ardiente, le reveló a Moisés su nombre, Yahweh, y le ordenó regresar a Egipto y sacar a su pueblo elegido de la servidumbre y llevarlo a la Tierra Prometida, Canaán.
Durante el viaje hacia Egipto, Dios trató de matarlo, pero Séfora le salvó la vida.
En Egipto, el faraón se negó a liberar a los israelitas y Dios sometió a territorio a diez plagas, lo que llevó al faraón a aceptar liberar a los esclavos, llevándoles a la frontera.
Antes de cruzar el Mar Rojo, el faraón intentó detenerlos, pero Moisés, por orden de Dios, colocó su vara en la orilla y las aguas se dividieron por unos fuertes vientos, abriendo así el paso. Cuando el faraón intentó cruzar con sus carros de guerra, las aguas volvieron a su cauce y fueron destruidos.
Los Diez Mandamientos
Después de derrotar a los amalecitas en Refidim, Moisés llevó a los israelitas al monte Sinaí bíblico, donde recibió los Diez Mandamientos de Dios, escritos en tablas de piedra.
Como Moisés permaneció mucho tiempo en la montaña, algunas personas temieron que pudiera haber muerto, por lo que hicieron una estatua de un becerro de oro y lo adoptaron como dios, desobedeciendo y enojando a Dios y a Moisés.
Moisés, lleno de ira, rompió las tablas y luego ordenó la eliminación de los que habían adorado la estatua de oro, la cual fue derretida.
En el monte Sinaí, Moisés y los ancianos hicieron un pacto por el cual Israel se convertiría en el pueblo de Yahveh, obedeciendo sus leyes y sería su único dios. Moisés entregó las leyes de dios a Israel, reescritas en unas nuevas tablillas, e instruyó el sacerdocio bajo los hijos de Aarón, destruyendo a los israelitas que se apartaron de su adoración.
Hacia Canaán
En el Sinaí, Dios le dio a Moisés instrucciones para viajar a la Tierra Prometida.
Desde el Sinaí, llevó a los israelitas al desierto de Parán en la frontera de Canaán, enviando desde allí doce espías a la Tierra Prometida.
Los espías regresaron con muestras de la fertilidad de la tierra, pero advirtieron que sus habitantes eran gigantes, los Nephilim.
Los israelitas tuvieron miedo y se negaron a dirigirse hacia la Tierra Prometida y algunos se rebelaron contra Moisés. Éste les dijo que no eran dignos para heredar la tierra y que vagaría por el desierto durante 40 años hasta que muriera la generación que se había negado a entrar en Canaán, para que fueran sus hijos quienes poseyeran la tierra.
La Tierra Prometida y muerte de Moisés
Cuando pasaron 40 años, Moisés condujo a los israelitas hacia el este, alrededor del Mar Muerto hasta los territorios de Edom y Moab. Allí escaparon de la tentación y conquistaron las tierras de Og y Sehón en Transjordania, recibieron la bendición de Dios a través del profeta Balaam y derrotaron a los madianitas.
A Moisés se le notificó dos veces que moriría antes de entrar en la Tierra Prometida, una vez cuando Moisés vio la tierra Prometida desde el monte Abarim y otra vez después de ganar la batalla contra los madianitas.
A orillas del Río Jordán, Moisés reunió a las tribus, entregó las leyes de Dios y pasó su autoridad a Josué. Entonces, subió al Monte Nebo hasta la cima de Pisga, miró la Tierra Prometida de Israel que se extendió ante él y murió.
