Casi dos siglos después de haber sido instalado en la Plaza de la Concordia en París, el Obelisco de Luxor, con más de 3.000 años de antigüedad, sigue revelando secretos sobre la historia y propaganda del Antiguo Egipto. Jean-Guillaume Olette-Pelletier, egiptólogo y experto en criptología jeroglífica de la Instituto Católico de París, descubrió siete inscripciones no documentadas previamente cerca de la cúspide del monumento.
El hallazgo se produjo durante una restauración en diciembre de 2021, cuando el andamiaje permitió observar partes altas del obelisco que habían sido inaccesibles hasta entonces. A través de un análisis detallado, Olette-Pelletier identificó jeroglíficos escritos en orientación horizontal —algo inusual frente al típico estilo vertical— y descubrió que algunos mensajes estaban codificados con técnicas avanzadas, diseñadas para ocultar su significado. Esta forma de lectura jeroglífica en “3D” es tan compleja que solo unos pocos expertos en el mundo pueden descifrarla.
El obelisco, uno de los dos originalmente erigidos en el Templo de Luxor durante el reinado de Ramsés II en el siglo XIII a.C., fue donado a Francia en 1830. Su ubicación original frente al Nilo formaba parte de un diseño arquitectónico cargado de simbolismo religioso y político.
Uno de los mensajes recién descubiertos fue ubicado deliberadamente para ser visto desde un ángulo de 45 grados, pensado para ser leído por los nobles que llegaban en barco para la festividad del Opet, un evento religioso que celebraba las fuerzas vitales del dios Amón.
Las inscripciones ocultas exaltan el poder divino de Ramsés II y apelan al público para que ofrezca tributos a los dioses. Entre los símbolos descifrados se encuentran cuernos de toro en el tocado del faraón, representando el «ka» o fuerza vital divina, junto con un rectángulo que significa “aplacar”. En conjunto, estas señales transmiten un mensaje religioso: realizar ofrendas para apaciguar la fuerza de vida de Amón.
El hallazgo incluye siete mensajes cifrados, cada uno contribuyendo a reforzar la imagen de Ramsés II como gobernante legítimo y divinizado. Su reinado, que duró 66 años, fue uno de los más extensos y propagandísticos de la historia egipcia, conocido por dejar numerosos monumentos que consolidaran su poder.
Estos descubrimientos resaltan cómo los antiguos egipcios combinaban texto e imagen de forma sofisticada para comunicar autoridad, ideología y religión. Los hallazgos serán publicados en la revista ENiM (Egypt of the Nile and Mediterranean), y subrayan cómo incluso monumentos ampliamente estudiados pueden seguir ofreciendo nuevas revelaciones.