Un estudio arqueológico nos demuestra que indagar en la genética de nuestros antepasados nos ayuda a realizar comprobaciones hereditarias que por otras vías resultan difíciles de demostrar. Jaime Mata-Míguez realizó un seguimiento de la cultura azteca y otomí por medio de muestras de ADN. El antropólogo de la Universidad de Texas observó un cambio brusco de cultura durante el siglo XV, donde se aprecia que habitaban los ciudadanos de Xaltocan, y de pronto desaparecen, encontrando únicamente vestigios de los aztecas.
En tan sólo 40 años, la ciudad pasó de manos otomíes a ser de posesión azteca, repoblado el lugar por éstos en 1435, hecho bastante extraño puesto que no hay evidencias de que los otomíes se asentaran en otras tierras, o fueran exterminados.
Gracias a esta ardua investigación, en base a la genética observada en las muestras de mitocondrias extraídas de ADN, se ha comprobado que algunos otomíes no abandonaron su hogar, y se mezclaron con esta nueva cultura. Los elementos estudiados fueron recogidos a partir de 25 cuerpos encontrados en diversas excavaciones en Xaltocan.
Dado que la mitocondria del ADN se hereda únicamente de madres a hijos, para completar el estudio y resolver los nuevos enigmas planteados, será necesaria una investigación que se centre en alguna célula que los hombres puedan delegar.
Los detalles de este estudio sobre genética han sido publicados en el American Journal of Phisical Anthropology, que ayuda a esclarecer un poco el enigma de la desaparición de la cultura otomí. Las pruebas se encaminan hacia la idea de que no desaparecieron por completo. El ADN de los cuerpos que datan del año 1240, fecha en que está comprobado que habitaban tierra mejicana, y el extraído de 1521, presentan ciertas similitudes.
Probablemente el pueblo invasor se mezcló con el ya asentado y el resultado fue la aparición de una nueva estirpe cultural. Con el tiempo los vestigios otomíes desaparecen.
Como revelan innumerables hallazgos, el Imperio Azteca se formó gracias a la unión de muchos pueblos que convivían en lo que ahora es el país mejicano, que en 1428 se agruparon en la denominación de Triple Alianza. Ahora sabemos que los otomíes también participaron en la escritura de la historia de los Aztecas.