A la entrada del poblado beduino de Hura, al norte de Néguev (una región desértica en la mitad sur de Israel), se ha descubierto un monasterio del período bizantino de 20 x 35 metros, divido en diferentes salas en torno a un eje de este a oeste, con espectaculares mosaicos en el suelo de alguna de las salas.
Las más impactantes son la sala de oraciones y el comedor, pues sus suelos están cubiertos con una rica decoración de mosaicos policromados. Los de la primera siguen un diseño vegetal de colores vibrantes, y los del comedor tienen además motivos florales, figuras geométricas, ánforas, dos aves inscritas en un cuadrado sobre un fondo de rombos.
Además, también tienen inscripciones en griego de los nombres de los abades que dirigieron el convento, Elihayu, Nonus, Solomon e Ilirion, y de las fechas en que se construyó, que han permitido datar el cenobio hacia la segunda mitad del siglo VI de nuestra era. También hay algunas inscripciones bilingües y otras escritas en lenguaje siríaco, un idioma antiguo derivado del arameo propio de algunos pueblos semitas.
Igual de importante son los objetos cerámicos y utensilios que se han rescatado: diferentes tipos de ánforas y tarros, cráteras, ollas y cuencos, así como una gran variedad de vasijas de cristal y monedas bizantinas.
La Autoridad de Antigüedades de Israel en colaboración con los organismos locales de Hura está planteando la integración del monasterio y sus mosaicos en el Proyecto Waddi Attir, una iniciativa de índole económica y cultural sobre los pueblos beduinos del desierto de Israel.