Un viejo cañón fundido en México a principios del siglo XIX y utilizado en tres batallas importantes, ha sido salvado de una sustancia blanca y calcárea que había consumido el cañón en los últimos años, luego de encontrar el origen de este problema.
El cañón de bronce estuvo presente en las siguientes batallas: la de Medina en 1813, la de Concepción en 1835 y finalmente, estuvo en la Batalla del Álamo de 1836.
Durante un año y medio el equipo estuvo investigando el cañón para encontrar respuestas, incluyendo el análisis de piezas de bronce con una composición de bronce similar para encontrar resultados, descubriendo el equipo que la causa residía en la aplicación de ciertos químicos en 2008 y 2019, que estaban afectando el cañón.