Hace aproximadamente 120 años, en las adyacencias del río Walbrook en Londres, se descubrieron una serie de instrumentos quirúrgicos de la era romana entre los que se cuentan un mango de bisturí hecho de bronce, dos agujas, una cuchara y dos sondas quirúrgicas, las cuales han sido analizadas con escáneres de última generación.
Gracias a estos estudios, los investigadores han revelado que los instrumentos poseían diseños para operaciones específicas, lo que demuestra el alto grado de conocimiento y complejidad en la creación de estos instrumentos.
Por ejemplo, una de las agujas posee un orificio secundario que los especialistas intuyen era para un tipo específico de operación.
De igual manera, el mango del bisturí ornamentado con hermosas volutas funcionales, permitía con esas volutas cambiar con mayor rapidez las hojas del bisturí.