El barroco español no sólo está considerado como el Siglo de Oro de las artes y la literatura por las magníficas obras que los artistas nacionales nos han legado; también por la gran influencia que artistas extranjeros como Rubens, acogidos por la Corona y las altas familias nobiliarias interesadas en el mecenazgo, dejaron en la impronta cultural de nuestro país.
Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II y soberana de los Países Bajos y , impulsó desde la Corte el desarrollo artístico y las relaciones culturales entre los Países Bajos y España, recurriendo a artistas holandeses para encargarles obras que decorarían edificios religiosos y palacios españoles.
En 1625, encargó a Rubens la realización de una serie de tapices con el tema de la Eucaristía destinados a la ornamentación del Monasterio de las Descalzas Reales, cuyos bocetos son una muestra de la gran expresividad, vitalidad, dinamismo y colorido del barroco del pintor, así como la gran influencia de los estilos de la Antigüedad clásica.
El Museo del Prado expone desde el 25 de marzo y hasta el 29 de junio seis tablas o modelli preparatorias en los que se basaría para pintar posteriormente los cartones que se utilizaban como patrón para confeccionar los tapices. En «Rubens. El triunfo de la Eucaristía«, podremos también encontrarnos con la temática de uno de los sacramentos más importantes del dogma del catolicismo, la Eucaristía, y la manera única y alegórica con la que Rubens sabe representarla.
Además, la exposición nace como plataforma para presentar al público las labores de restauración que desde que se iniciaran en 2011, han conseguido devolver el brillo y la vivacidad original a los cuadros, haciendo que realmente cualquiera que los contemple crea que acaban de pintarse. Maravillas como Victoria de la Verdad sobre la Herejía o El Triunfo de la Iglesia que nos recuerdan la magnificencia y el esplendor de la pintura barroca, en especial la del genial Rubens.