Un estudio revela un “migrante” enterrado en la “restringida” necrópolis calcolítica de Los Millares

Más leídos

Fernando Barroso Vargas
Periodista de Europa Press, colaborador de "Sevillanos de Guardia" en Onda Cero Radio y escritor colaborador en MRN Aljarafe.

Los fenómenos migratorios están marcando en buena medida la geopolítica actual y copando parte del debate público del momento, si bien a nadie escapa que no constituyen ninguna novedad en el devenir histórico del ser humano, movido siempre por la necesidad de recursos para su supervivencia, la búsqueda de mejores condiciones de vida o la huida de amenazas de diversa índole, entre otros aspectos.

En ese contexto, un estudio titulado “Análisis de isótopos estables de restos humanos de la necrópolis de Los Millares: Comparaciones regionales y variabilidad dietética”, refleja cómo la incorporación de individuos a sociedades ajenas a los mismos se remonta a la noche de los tiempos.

tholos los millares restaurado
Tholos restaurado. Crédito: Fernando Barroso

Este trabajo, acometido por miembros de las universidades estadounidenses de Mount Mercy, Pittsburgh, Iowa y South Florida, gira en torno al estudio científico de huesos pertenecientes a 12 individuos enterrados en la necrópolis de Los Millares, al objeto de intentar identificar sus “patrones dietéticos” y comparar los mismos con registros coetáneos ligados a comunidades humanas de la península Ibérica.

Al respecto, los autores de esta investigación científica recuerdan que el conjunto arqueológico de Los Millares, ubicado en el término del actual municipio de Santa Fe de Mondújar (Almería), entre los barrancos y escarpes que protegen el valle del río Andarax y las estribaciones de la Sierra de Gádor, constituye “uno de los más significativos enclaves de la Edad del Cobre en Europa, no sólo por su tamaño y sus documentados registros arqueológicos, sino por el papel teóricamente central que juega en los debates sobre la evolución de la disparidad y la complejidad” de las sociedades de la Prehistoria tardía en el sur de la península Ibérica.

El yacimiento de Los Millares, descubierto en 1891 a raíz de la construcción de una vía ferroviaria e inicialmente investigado por el ingeniero belga Louis Siret (1860-1934), alberga en concreto los vestigios de lo que entre los años 3.200 y 2.200 antes de la era actual habría sido una floreciente población fortificada.

tumba los millares sin reconstruir
Tumba de Los Millares sin reconstruir. Crédito: Fernando Barroso

La gran necrópolis de Los Millares

Además de los restos arquitectónicos del poblado, entre los que destaca la imponente primera línea de muralla del antiguo recinto fortificado, datada en el Cobre Pleno, época en la que el asentamiento habría alcanzado su apogeo, el enclave cuenta con una necrópolis formada por más de 80 tumbas circulares de tipo tholos, construidas con mampostería y lajas de pizarra y diseminadas en una superficie de unas 13 hectáreas.

Los autores de este estudio prestan especial atención a las connotaciones que marcan a esta necrópolis, recordando “la riqueza de efectos funerarios” descubiertos durante las primeras excavaciones en las tumbas.

Es más, según rememoran, una investigación acometida en 1981 puso de relieve que unos 43 de los sepulcros estudiados contenían “objetos de prestigio”, como piezas de marfil o ámbar, “cerámica fina”, cáscaras de huevos de avestruz o conchas marinas, si bien el mismo trabajo reflejaba una “disparidad” entre determinadas tumbas con “baja” presencia de efectos “exóticos” y otras con “mayor” número de los mismos.

En cualquier caso, estos investigadores de universidades estadounidenses exponen que con relación a la “población estimada” que habría acogido el asentamiento de Los Millares, “el limitado número” de tumbas circulares como las que conforman su necrópolis sugiere “alguna forma de tratamiento funerario restringido”, pues los “aproximadamente” 1.980 individuos enterrados en los tholos supondrían una media de 1,5 o 2 inhumaciones por año, en función del periodo concreto en el que el enclave fue habitado.

tholos restaurado
Interior de un tholos restaurado. Crédito: Fernando Barroso

Bajo esa premisa, este trabajo gira en torno al análisis de isótopos estables de huesos pertenecientes a 12 individuos inhumados en tumbas circulares de Los Millares, en concreto dos niños, dos adolescentes y ocho adultos, partiendo de la base de que “los valores isotópicos de los huesos reflejan aproximadamente los últimos diez años de la vida de un individuo”.

Merced a los resultados de tales análisis en lo que concierne al colágeno y al apatito de los huesos examinados, para intentar dilucidar los patrones dietéticos de los habitantes del asentamiento de Los Millares y compararlos con muestras de otras comunidades contemporáneas de la Península Ibérica, los autores de este estudio identifican “dietas compuestas principalmente de proteínas terrestres con poco aporte marino, a pesar de la relativa proximidad del enclave con el Mar Mediterráneo”.

“Divergencias” dietéticas

Existen algunas desviaciones estándar más significativas que las esperadas, lo que sugiere una heterogeneidad dietética dentro de esta población, con variaciones en los recursos de proteínas y en la consumición de plantas”, agregan estos investigadores de Estados Unidos, señalando que entre las “divergencias” dietéticas detectadas destacan especialmente las identificadas en un individuo cuya edad oscilaría entre los 20 y los 35 años.

tumba restaurada los millares
Otra tumba restaurada Los Millares. Crédito: Fernando Barroso

Y es que al presentar sus restos óseos una “fuerte riqueza” en determinados elementos incluidos en el apatito, cuyos valores reflejan la “dieta completa” frente a los componentes proteínicos que muestran exclusivamente los del colágeno, estos investigadores interpretan que las “divergencias” dietéticas de este individuo, más acentuadas que en el resto, “pueden indicar que fuese un migrante” llegado a la región en la que se encuadra el asentamiento de Los Millares no mucho antes de su muerte.

Al respecto, el estudio señala una “investigación reciente que ha identificado migrantes en enterramientos de la Prehistoria tardía” excavados en la península Ibérica y recuerda los “artefactos de marfil asiático” descubiertos en el enclave de Los Millares, como prueba del “comercio y contactos culturales de larga distancia” que ya funcionaban en la Edad del Cobre.

- Advertisement -

Más artículos

Deja una respuesta

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

- Advertisement -

Últimos artículos