Una investigación revela la destrucción parcial de un sepulcro calcolítico por unas obras

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Fernando Barroso Vargas
Periodista de Europa Press, colaborador de "Sevillanos de Guardia" en Onda Cero Radio y escritor colaborador en MRN Aljarafe.

Las catas preventivas por la ampliación de una cooperativa de aderezo de aceitunas arrojan el hallazgo de un hipogeo “mutilado” durante la construcción de las instalaciones.

Indudablemente la sociedad moderna ha avanzado notablemente en materia de protección y conservación del legado histórico, gracias a instrumentos como la Ley nacional 16/1985 del Patrimonio Histórico Español, las regulaciones autonómicas en dicho ámbito, las cartas arqueológicas municipales, los planes generales de ordenación urbana o las fiscalías especializadas, por ejemplo.

Empero, la erradicación de las agresiones al patrimonio histórico se antoja todavía remota, como queda de relieve en el hecho de que durante 2018, la Fiscalía incoase 195 diligencias por presuntos delitos perpetrados contra el patrimonio histórico en el conjunto de España,  una cifra que implica un repunte del 14,7 por ciento en esta tipificación respecto a 2017.

Dicha estadística no abarca, claro está, los incumplimientos e infracciones de las normativas de patrimonio histórico resueltos mediante expedientes sancionadores por parte de las administraciones competentes en la materia.

Cueva artificial de enterramiento calcolítico en el yacimiento arqueológico de Getsemaní-Cerro del Ojo. Crédito imagen: José Miguel Bascón, Isabel María Jabalquinto y Úrsula Tejedor

Así pues, por desgracia no es difícil encontrar ejemplos de omisiones en las cautelas con relación al legado patrimonial o infracciones con nefastas consecuencias para los vestigios históricos.

Es el caso, sin ir más lejos, de los aspectos que revela una investigación titulada “El hallazgo de los restos parciales de una cueva artificial de enterramiento calcolítico en el yacimiento arqueológico de Getsemaní-Cerro del Ojo”, localizado en el municipio de Pedrera, en plena Sierra Sur de Sevilla.

Cueva «mutilada transversalmente»

Dicho documento deriva de una intervención arqueológica preventiva acometida en el entorno de las instalaciones de la sociedad cooperativa de aderezo Getsemaní, con motivo del proyecto de reforma y ampliación de la planta.

Las catas, a cargo de los arqueólogos José Miguel Bascón, Isabel María Jabalquinto y Úrsula Tejedor, propiciaron el descubrimiento de una cámara sepulcral con indicios de haber sido “mutilada transversalmente”.

Según estos arqueólogos, sus primeros trabajos de campo en este enclave confirmaron que esta cueva, de cubierta plana o ligeramente abovedada y planta cuadrangular-rectangular, fue “parcialmente arrasada en época contemporánea, más concretamente a partir de los años 90 del siglo XX, mientras se procedía a la construcción del patio de fermentadores inmediatamente cercano a la zona” donde se localiza este hipogeo prehistórico.

Imagen del corte transversal que afectó el hipogeo. Crédito. José Miguel Bascón, Isabel María Jabalquinto y Úrsula Tejedor

La estructura funeraria, formada por tres nichos, uno de ellos colectivo, con restos óseos atribuidos a al menos seis individuos  y datada en una “cronología próxima” al primer cuarto del tercer milenio previo a la era actual; fue sometida según estos investigadores a un proceso de “destrucción, arrasamiento y posterior colmatación en el momento de su demolición en época contemporánea”, siendo recuperados en su excavación “artefactos tales como un enchufe, fragmentos de ladrillo, discos de radial o elementos de plástico y metal”.

Descubrimientos previos similares

Recalcando el “estado incompleto” de la estructura funeraria a la hora de detallar los pormenores del hallazgo, los citados arqueólogos interpretan el mismo “en concordancia con otros descubrimientos realizados en la zona, que si bien no fueron excavados ni estudiados como hubiera sido deseable, sí mostraban una clara y evidente huella de la actividad humana en estos parajes que se emplazan entre la sierra y la campiña sur sevillana”.

Al respecto, los autores de esta investigación precisan que “ya en los años 80 del pasado siglo se recogían en la bibliografía algunas referencias sobre estos hallazgos, acaecidos en el año 1978 en la zona denominada como Cerro del Ojo, más concretamente en la cooperativa olivarera que hoy da nombre al yacimiento de Getsemaní”.

Pero según exponen estos arqueólogos, aunque la documentación más reciente acerca de tales vestigios refleja que “donde hoy se levanta la cooperativa de aceitunas Getsemaní, en la ladera sur del Cerro del Ojo, existió un conjunto de sepulturas calcolíticas, en torno a una veintena, excavadas en la roca”, estos mismos textos dan cuenta, literalmente, de que “todas ellas fueron destruidas al construir el establecimiento a comienzos de los años 80 del siglo pasado”.

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