El Convento de San Francisco de Pastrana acoge, al menos hasta mediados de abril, la exposición ‘Tutankamón, secretos revelados‘.
Tutankamón (1342 a.C. - 1325 a.C.) fue un faraón del Antiguo Egipto, último monarca de su familia real en el final de la dinastía XVIII que gobernó entre 1334 a.C. y 1325 a.C.
Tutankamón accedió al trono con ocho o nueve años, reinstauró la religión politeísta del Antiguo Egipto después de las reformas monoteístas de su padre, enriqueció y fue generoso con las órdenes de dos importantes cultos, entre ellos el de los sacerdotes de Amón, y comenzó a restaurar los monumentos antiguos dañados durante el anterior periodo.
Trasladó los restos de su padre al Valle de los Reyes y movió la capital desde Ajetatón de nuevo a Tebas.
El 4 de noviembre de 1922, Howard Carter descubrió su tumba, casi intacta, en el transcurso de unas excavaciones sufragadas por Lord Carnarvon, un hallazgo que captó la atención mediática del mundo de entonces.
El descubrimiento de esta tumba, con más de 5000 objetos, entre ellos la famosa máscara funeraria de Tutankamón, expuesta en el Museo Egipcio de El Cairo, despertó un renovado interés por la Egiptología.
Las muertes poco tiempo después de varios de los implicados en el descubrimiento de su momia se han atribuido popularmente a la maldición del faraón.
A través de una selección de más de 60 piezas, entre fotografías, vídeos, réplicas y reproducciones arqueológicas, el visitante puede recrear cómo es la tumba, hallada por Howard Carter -hace ahora poco más de un siglo- y conocer además, en qué consistió el trabajo de los arqueólogos en aquellas excavaciones, pero también, de una forma más genérica, cuál es su labor.
«Con ‘Tutankamón, Secretos Revelados’, queremos mostrar el descubrimiento arqueológico de Howard Carter, y su trabajo, que supuso un avance tremendo en el conocimiento de la Egiptología, no solo por las piezas y tesoros encontrados, sino también porque hemos podido conocer como estaban depositados en la tumba los objetos en ese contexto. Es una fuente de información muy interesante», señala Inmaculada Vivas, profesora de la UNED, egiptóloga y comisaria de la exposición.
La muestra, de carácter divulgativo y didáctico, da a conocer la cultura del Antiguo Egipto y el papel de los egiptólogos españoles. Para ello, viaja 3.000 años atrás en el tiempo hasta la tierra de las pirámides y los faraones, llena de tesoros, para adentrarse en los misterios de Egipto y del faraón niño, Tutankamón.
La suya es, hasta la fecha, la única tumba descubierta, casi intacta, en el Valle de los Reyes del Antiguo Egipto.
«También tenemos una reproducción del famoso busto de la reina Nefertiti, al que, como a la princesa de Éboli, le falta un ojo», señala Raúl Pacheco, periodista y artífice principal de la exposición.
Si bien parece que nunca le faltó físicamente, su ausencia, como el parche de la princesa, es todo un misterio histórico. «En el caso de Nefertiti, tiene más bien que ver con los daños que ha sufrido la imagen que se encontró en el taller del escultor», señala Inmaculada Vivas.
Otra de las piezas más interesantes de la muestra es una réplica realizada en metal por un escultor español de la famosa máscara funeraria de Tutankamón.
Fue elaborada por los orfebres egipcios en el año 1354-1340 A.C. y se considera la pieza más conocida de todo el arte egipcio. Formaba parte del ajuar funerario de la tumba del faraón Tutankamón, y fue descubierta en el interior del sarcófago.
Representa el rostro idealizado de Tutankamón. El original se exhibe de forma permanente en el Museo Egipcio de El Cairo.
El conjunto más espectacular de la muestra es la réplica de uno de los sarcófagos de Tutankamón, al que acompaña un panel con una réplica exacta de las pinturas que decoran la tumba.
«En la actualidad, se está estudiando de nuevo si realmente hay un anexo que comunica esta tumba con otra previa. Para haber sido un rey de Egipto, no es todo lo es todo extraordinaria que debería, ni está realizada acorde con la decoración de las tumbas de los reyes. Quizás pudo haber estado vinculada a la de la reina Nefertiti, su madrastra, y fuera reutilizada por la prematura muerte del rey», añade la comisaria.
Otra de las piezas más interesantes es una reproducción de la Piedra de Rosetta, fundamental para la Egiptología.
Es un fragmento de una antigua estela egipcia de granodiorita inscrita con un decreto publicado en Menfis en el año 196 a. C. en nombre del faraón Ptolomeo V.
El decreto aparece en tres escrituras distintas: el texto superior en jeroglíficos egipcios, la parte intermedia en escritura demótica y la inferior en griego antiguo.
Gracias a que presenta esencialmente el mismo contenido en las tres inscripciones, con diferencias menores entre ellas, esta piedra facilitó la clave para el desciframiento moderno de los jeroglíficos egipcios.
La primera traducción completa del texto en griego antiguo apareció en 1803. En 1822, el egiptólogo francés Jean-François Champollion anunció en París el descifrado de los textos jeroglíficos egipcios.
«A partir de ese momento, se pudo empezar a leer los textos, papiros y documentación interesante del Antiguo Egipto», afirma la comisaria.
Organizada por el Ayuntamiento de Pastrana, en la muestra colaboran ARCAE, Librería Capitel y TEPLVM Reproducciones Arqueológicas, empresas especializadas en trabajos de artesanía egipcia, ibera y romana.
La exposición abría sus puertas ayer sábado, 9 de marzo de 2024, y podrá visitarse, inicialmente, hasta el domingo 7 de abril.
Con ella, «seguimos dotando, a continuación de la Feria Apícola, de contenido y vida al edificio, añadiendo hitos al servicio cultural y turístico de Pastrana, para disfrute de vecinos y visitantes. La exposición va a estar abierta durante la Semana Santa, uno de los momentos del año de más afluencia de público a Pastrana, como otro complemento más del conjunto histórico de nuestra villa ducal», afirma Daniel Cano, concejal de Cultura y Turismo de Pastrana.