En 1598, luego de la muerte de su padre Felipe II, Felipe III asumió como rey, aunque fue un cargo del que no se ocupó de forma directa.
Delegó los asuntos de gobierno al duque de Lerma (su amigo personal Francisco de Sandoval y Rojas), a quien sustituyó en 1618 por su hijo, el duque de Uceda.
Su reinado se caracterizó por una política pacifista.
Vida de Felipe III
Felipe III de Castilla -y II de Aragón y Portugal-, conocido como El Piadoso, nació el 14 de abril de 1578 y era hijo de Felipe II y de Ana de Austria.
En 1582 fue designado heredero al trono; y en 1598, tras la muerte de su padre, se convirtió en rey.
Ese mismo año contrajo matrimonio con la archiduquesa Margarita -hija del archiduque Carlos y de María de Baviera-, con quien tuvo ocho hijos, el tercero de ellos, Felipe, fue proclamado Rey de España como Felipe IV a la muerte de su padre.
Felipe III recibió su educación de aristócratas y eclesiásticos, que lo formaron extremadamente religioso.
Desde un principio tuvo un desinterés por regir, por lo que institucionalizó la figura del valido.
Felipe III y el reinado en manos de otro
Fue así como delegó los asuntos de gobierno al duque de Lerma (su amigo personal Francisco de Sandoval y Rojas), quien estuvo hasta 1619. Éste, desde los primeros momentos recibió autorización para firmar en su nombre.
La política del duque de Lerma se caracterizó por el mantenimiento de la paz internacional y por su deseo de enriquecimiento personal. Controló todos los órganos de la administración tomando decisiones ejecutivas.
Éste trasladó de 1601 a 1606 la corte a Valladolid (algunos afirmaron que fue para escapar a las críticas que se le hacían en Madrid), pero luego volvió su sede a esta ciudad.
Este mandato, como ya se dijo, se caracterizó por el pacifismo: el 9 de abril de 1609 se firmó una tregua de 12 años con los Países Bajos, reconociéndose de forma oficial la existencia de Holanda. Además, mejoró las relaciones con Francia y con Inglaterra.
Algo que condicionó la política interior fueron los problemas de hacienda. Se llevó a cabo una reforma institucional que redujo la importancia de los consejos a favor de la creación de juntas específicas, que no fueron del todo eficaces.
Por ejemplo, para proteger el comercio con las colonias americanas y los cargamentos de oro y plata que de allí provenían, amenazados por la piratería y el corso, se creó la Junta de Guerra de Indias.
Además, surgieron otras Juntas como las de Desempeño (1603), la de Hacienda de Portugal (1660), etc., cuyo efecto más inmediato fue reducir las competencias de los Consejos.
Debido a la necesidad imperiosa de obtener dinero, la Corona dependía cada vez más de las Cortes, como única fuente de ingresos (concesión de préstamos en 1601, 1608 y 1619), y se agravó la situación con la expulsión de los moriscos (1609) y la consiguiente disminución de la producción agrícola.
A causa de la difícil situación política y económica, Felipe III cambió en 1618 a Lerma por su hijo, el duque de Uceda. Éste tuvo menos libertad de acción en la tramitación de las consultas y hubo un mayor protagonismo de Baltasar de Zúñiga en los asuntos exteriores.
En 1618 España apoyó al emperador Fernando II de Austria contra el elector del Palatinado, Federico V, dando comienzo a la guerra de los Treinta Años (1618-48), y dejando de lado a la política pacifista.
Felipe III falleció el 31 de marzo de 1621 y le sucedió su hijo Felipe IV.