Los Diez mandamientos aparecen dos veces en la Biblia Hebrea, en los libros de Éxodo y Deuteronomio.
De acuerdo con la historia narrada en el libro del Éxodo, Dios escribió estos mandatos en dos tablas de piedra, las que dio a Moisés en el Monte Sinaí, según el relato.
Cuando bajaba del monte, vio al pueblo que estaba adorando un becerro de oro y enfurecido las rompió. Posteriormente, pidió a Dios que perdonase a su pueblo y sellase con él un pacto.
En diferentes tradiciones se dividen los diecisiete versos y sus paralelos en Diez Mandamientos de diferentes maneras, algunos eruditos señalan que es para ayudar a la memorización más que a un asunto teológico.
La distribución de los Diez Mandamientos en las tablas
La distribución de los mandamientos en las tablas ha sido objeto de debate.
Filón de Alejandría aseguraba que había cinco en cada tabla, en la primera los preceptos de la piedad y en la segunda los de la prohibición.
San Agustín creía que había tres en la primera y siete en la segunda, y esta creencia perduró en la creencia cristiana.
Otra distribución de varios teólogos dice que hay 4 en la primera tabla, relacionados con el amor, y otros 6 en la segunda, relacionados con el prójimo.
Los Mandamientos en Éxodo y Deuteronomio
En el libro del Éxodo los mandamientos se enumeran de la siguiente forma:
Yo, Yahveh, soy tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
- No tendrás dioses ajenos delante de mí.
- No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que hay arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
- No te inclinarás ante ninguna imagen, ni las honrarás; porque yo soy Yahveh tu Dios, fuerte, celoso, que castigo la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
- No tomarás el nombre de Yahveh tu Dios en vano; porque no dará por inocente Yahveh al que tomare su nombre en vano. Acuérdate del día del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra, más el séptimo día es reposo para Yahveh tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Yahveh los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Yahveh bendijo el día de reposo y lo santificó.
- Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Yahveh tu Dios te da.
- No matarás.
- No cometerás adulterio.
- No hurtarás.
- No dirás falso testimonio contra tu prójimo.
- No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
En el libro de Deuteronomio, se repite el contenido de los anteriores con ligeras variaciones
Yo soy Yahvé tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre y te dí de comer toda tu vida.
- No tendrás dioses ajenos delante de mí.
- No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
- No te inclinarás a ellas ni las servirás; porque yo soy Yahveh tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
- No tomarás el nombre de Yahveh tu Dios en vano; porque Yahveh no dará por inocente al que tome su nombre en vano. Guardarás el día de reposo para santificarlo, como Yahveh tu Dios te ha mandado. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; más el séptimo día es reposo a Yahveh tu Dios; ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva como tú. Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Yahvé tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Yahvé tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo.
- Honra a tu padre y a tu madre, como Yahvé tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Yahvé tu Dios te da.
- No matarás.
- No cometerás adulterio.
- No hurtarás.
- No dirás falso testimonio contra tu prójimo.
- No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
El Decálogo de la iglesia católica
Yo, el Señor, soy tu Dios, que te ha sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre.
- No habrá para ti otros dioses delante de mí. No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto
- No tomarás en falso el nombre del Señor tu Dios
- Recuerda el día del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos, pero el día séptimo es día de descanso para el Señor, tu Dios. No harás ningún trabajo
- Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar
- No matarás
- No cometerás adulterio
- No robarás
- No darás testimonio falso contra tu prójimo
- No codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva.
- No codiciarás nada que sea de tu prójimo, no desearás su casa, su campo, su siervo o su sierva, su buey o su asno, nada que sea de tu prójimo.
Que fue simplificado en el compendio del Catecismo de la Iglesia católica en la fórmula catequética:
- Amarás a Dios sobre todas las cosas
- No tomarás el nombre de Dios en Vano
- Santificarás las fiestas
- Honrarás a tu padre y a tu madre
- No matarás
- No cometerás actos impuros
- No robarás
- No darás falsos testimonios ni mentirás
- No consentirás pensamientos ni deseos impuros
- No codiciarás los bienes ajenos
Decálogo del Judaísmo Ortodoxo
Para el judaísmo ortodoxo, Dios pronunció los Diez Mandamientos simultáneamente y después repitió cada Mandamiento por separado en la Torá. Según esta visión, cada uno de los Diez Mandamientos habría sido dirigido a todos los judíos en singular porque cada judío debería sentir la obligación personal de observarlos ya que les fuego dirigidos directamente a ellos.
- Yo soy el Eterno, tu Dios, quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa del a esclavitud.
- No tendrás ni reconocerás a otros dioses en mi presencia fuera de mí. No te harás una imagen tallada ni ninguna semejanza de aquello que está arriba en los cielos, ni en la tierra, ni en el agua, ni debajo de la tierra. No te postrarás ante los ídolos, ni los adorarás, pues yo soy el eterno, tu dios, el único Dios, quien tiene presente el pecado de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación con mis enemigos; pero quien muestra benevolencia con miles de generaciones a aquellos que me aman y observan mis preceptos.
- No tomarás el nombre de El Eterno, tu Dios en vano, porque El eterno no tendrá por inocente al que tome su nombre en vano.
- Recuerda el día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu labor; mas el séptimo día es Sabbat para el Eterno, tu Dios; no harás ninguna labor, ni tu, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sirvienta, ni tus bestias de carga, ni el extranjero que habita dentro de las murallas, pues en seis días el Eterno hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y el séptimo día descanso. Por eso, el Eterno te bendijo el día de Sabbat y lo santificó.
- Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Eterno, tu Dios, te va a dar.
- No matarás
- No cometerás adulterio
- No robarás
- No brindes contra tu prójimo falso testimonio
- No codiciarás los bienes ajenos. No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás a la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo.