Un reciente estudio de ADN que se concentró en restos de mijo hallados en China, los cuales abarcan una datación entre 1700 a.C., al 700 d.C., revelando que con la llegada del mijo a otras regiones su cocción se realizaba siguiendo las prácticas locales del lugar donde llegaba.
Un ejemplo de ello es el siguiente, el mijo originario de China era cocido a vapor, se hervía; por su parte en las regiones del Asia Central a donde se extendió el cultivo, la manera de cocinarlo era moler y hornear ya que eran grandes hacedores de pan, cocinando de esta manera el mijo.
Las vasijas de cerámica encontradas en el sitio respaldan la teoría, ya que las provenientes de China tenían forma de trípode especial para hervir, mientras que las de Asia Central eran redondeadas.
Una característica física que diferencia el mijo chino del de Asia Central, es la pegajosidad siendo el mijo de China mucho más pegajoso. Esto lo vieron los científicos con el ADN, ya que pudieron observar, como el mijo de Asia Central no posee los genes que le hacen pegajoso.