Arqueólogos suizos quieren confirmar el cuerpo del héroe suizo Jürg Jenatsch

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Víctor Muñoz Fernández
Apasionado por la Historia, es licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual. Desde pequeño le encantaba la Historia y acabó por explorar sobre todo los siglos XVIII, XIX y XX.

Un grupo de investigadores ha reabierto una tumba en Suiza para ver si las pruebas de ADN puede confirmar que contiene el cuerpo del héroe y asesino del siglo XVII Jürg Jenatsch. Se cree que Jenatsch fue enterrado debajo de las losas de la Catedral de Coira (Suiza). En 1959, el antropólogo Erik Hug exhumó un cuerpo, que identificó como el de Jenatsch en base a la ropa que llevaba y el golpe grande que tenía en el cráneo.

Jürg Jenatsch

Ahora los arqueólogos lo han vuelto a desenterrar, con la intención de identificarle de una vez por todas con esta nueva técnica. También están estudiando su cráneo con la ayuda de un escáner en el hospital local, esperando poder reconstruir su cara y compararlo con pinturas del famoso Jenatsch de la época.

La historia de Jenatsch  está llena de muerte y se remonta a la Guerra de los Treinta Años. Graubünden, actualmente un cantón suizo, era una república independiente y estaba en conflicto constante entre protestantes y católicos por dominar Europa. Ahí aparece Jürg (también llamado Jörg, o Gieri) Jenatsch: un predicador protestante, un habilidoso espadachín y un líder de masas.

En una de sus anécdotas más sangrientas se cuenta que encabezó un grupo de hombres que asaltaron el castillo de Pompeis Planta, un noble que era el líder del partido a favor de los austríacos. Según esta historia, Planta sabía que iban a cogerle, por lo que se escondió en la chimenea, sin saber que sería traicionado por el curioso comportamiento de su perro. El noble fue arrastrado por los asaltantes y asesinado en el sitio. La leyenda cuenta que Jenatsch le remató con una enorme hacha.

Más adelante, el predicador se cambió de bando y se alió con los católicos tras abandonar la creencia protestante. Esto fue imperdonable para algunos de sus antiguos compañeros. Una noche en el carnaval de 1639, en una taberna de Coira, fue rodeado por varios hombres enmascarados que le atacaron y le quitaron la vida. Según la leyenda, su muerte llegó con la misma hacha que años antes él había usado para matar a Planta. Su cuerpo fue enterrado rápidamente en la Catedral de Coira un día después.

El arqueólogo Manuel Janosa, quien lidera la renovada investigación del cuerpo afirma que él se interesó en “la idea del estudio del ADN” cuando supo que había partes de su vestimenta que contenían “manchas de sangre”. Para llevar a cabo el estudio, contactó con descendientes de la familia de Jenatsch quienes cedieron voluntariamente muestras de su ADN.

No obstante, la sangre recolectada de la ropa del cadáver no es suficiente para crear un perfil genético, por lo que ha tenido que ser exhumado de nuevo. Janosa explica que su equipo de investigación está tratando de recolectar cuantas más pruebas posibles para asignarle una identidad al fallecido. Si al final no pueden conseguir una coincidencia de ADN, tendrán que “depender de otras pruebas”.

Randolph Head es un historiador americano de descendencia suiza que ha escrito un libro sobre el famoso personaje titulado: “El hacha de Jenatsch”. Para él, Jenatsch era “un hombre de su tiempo”. Sostiene que su tiempo estaba caracterizado “por una inestabilidad y una crisis de identidades” pero su personalidad estaba “en sintonía con esos tiempos, lo que le permitió avanzar tanto económica como socialmente, en formas que no podría haberlo hecho en una época más tranquila”.

El historiador americano descarta cualquier posible duda sobre la identidad del cuerpo desenterrado en Coira: “No veo ninguna razón para dudar de que los huesos desenterrados en 1959 fueran los de Jenatsch. Las heridas de su cráneo y de su cuerpo concuerdan con los testigos de su época de forma bastante clara”.

Sin embargo, sí que habla de un misterio que ha de revelarse: “El misterio que permanece abierto no es quién está enterrado en la tumba de Jenatsch, sino quién mató a Jenatsch. Y ese sujeto que lo hizo, podemos intentar adivinarlo pero para la investigación histórica va a ser imposible encontrar pruebas irrefutables de ello”.

El rector de la catedral de Coria, el reverendo Harald Eichhorn, comenta que él asume “que es Jenatsch el de la tumba”, ya que todos los investigadores e historiadores “siempre han estado seguros”. Sobre Jenatsch, mantiene: “Era una figura muy polifacética. Un hombre de extremos. Un político, un clérigo, un soldado e, incluso, un terrorista. Pero es una figura importante en Graubünden, tanto como Guillermo Tell para el resto de Suiza”. Ante la pregunta de si Jenatsch merece estar enterrado en la catedral, Eichhorn explica que hay “muchos tipo de muertos enterrados” y que, “si lleva enterrado tanto tiempo, lo mejor es dejarle descansar en paz”.

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