Atapuerca es un yacimiento excepcional en el mundo. Los secretos que guarda en sus entrañas nos invitan a recorrer un millón de años, explicando el origen de los europeos. Hoy es un lugar de referencia obligada para explicar la prehistoria y es sin duda el mejor nacimiento pleistoceno de la Tierra.
Cuando en 1978 se empezó a excavar, esta pequeña sierra no figuraba en los mapas de la evolución humana. El descubrimiento de un adolescente de 11 años que presentaba una combinación de dientes totalmente primitivos con una cara de rasgos totalmente modernos, condujo al los investigadores a proponer una nueva especie: el Homo antecessor, antecesor común de los neandertales y los humanos modernos y de él evolucionan tanto la línea europea como la africana. El fósil de la Sima del Elefante es, así, el europeo más antiguo de la historia encontrado hasta el momento.
Es de los pocos yacimientos en el mundo en el que se criba todo el contenido de las cuevas. Fue una mandíbula de rata de agua, encontrada en 1994, la que permitió precisar su edad. Numerosos restos animales de más de un millón de años de antigüedad han sido recuperados. La mayoría están ligados al medio acuático como hipopótamos, águilas pescadoras o castores, lo cual resulta llamativo ya que nos encontramos en plena sierra de Burgos.
Estas excavaciones han servido también para conocer más a cerca de la forma de vida de estos “primeros europeos”. Aquí se han hallado las evidencias del canibalismo más antiguo documentado hasta el momento, pero también las primera evidencias del hombre como animal social: el descubrimiento del Bifaz Excalibur, único instrumento de piedra recuperado, constata que existía una creencia compartida por el grupo y a la vez el comportamiento simbólico más antiguo hasta hoy demostrado.
Se ha podido confirmar, asimismo, que el yacimiento funcionaba como un centro de ocupación esporádico pero reiterado ya que allí iban a abastecerse de carne de animales que se presentaba como comida fácil y rápida “para llevar”.
Sin embargo, como toda excavación de gran magnitud, Atapuerca ha tenido que lidiar con algunos restos de dudosa procedencia. En la pared que se encuentra enfrente de la boca de la Cueva del Portalón se contempla una pintura que representa la cabeza de un caballo. La analítica realizada no llegó a pruebas concluyentes, no obstante, llama poderosamente la atención la diferencia de color que se aprecia entre una fotografía tomada en 1913, o en 1947.
Esto llevó al equipo de investigación a cuestionarse cómo era posible que durante 11.000 años no se hubiera perdido calidad y que en los últimos 50 años se hubiera deteriorado tanto. Por el momento se piensa que se trata de una pintura realizada en algún momento de principios del siglo XX.
Los tesoros que guarda en su interior parecen inagotables y en cada nueva campaña este yacimiento nos sorprende con algo inédito. Los fósiles de la sima de los huesos parecen no tener fin y en la gran dolina siguen apareciendo nuevos y espectaculares restos de antecesor. A esto debemos agregar que en el yacimiento del elefante se han descubierto las herramientas más antiguas de Europa, que alguien talló hace más de 1.500.000 años.
Imágenes: Locutus Borg en Wikimedia
LA EVOLUCIÓN DEL HOMBRE VISTA DESDE LA GNOMÓNICA
El hombre es el único animal que por medios no biológicos, supo reproducirse a sí mismo. reproduciendo materialmente su propio cuerpo mediante la aplicación de la técnica en la forma de herramienta y de máquina, hasta convertir a su medio ambiente en una verdadera prótesis material que en los hechos, se evidencia como el genoma técnico de la evolución humana y que cuenta al “chopper”, un guijarro mas o menos afilado mediante golpes, como el primer tipo de herramienta de piedra adaptada a la mano desde hace unos dos millones de años, y al gnomon de palo, como lo que pudo ser el primer ensayo en la medida de su altura realizado por el ser humano en el reiterado intento de reproducción exterior y completa del cuerpo humano; el simple y remoto gnomon de palo, que luego de un proceso evolutivo se hizo menhir en la piedra y encuentra en la artística e hierocéntrica estela gnomónica antropomorfa, su máxima expresión escultural.
En la evolución filogenética, los homínidos comienzan a perfeccionar su bipedismo corriendo hacia el centro de gravedad de la masa encefálica el foramen magnum y con él, su punto de apoyo de palanca del cuerpo erguido, con lo cual, en esa dirección evolutiva, se alcanza en el homo sapiens, la optimización mecánica de su posición vertical y gnomónica y al parecer, lo hace correlativamente al proceso de adquisición del lenguaje, lo que significa que el homo, sin saberlo y aplicando filogenéticamente el principio de palanca física a su esqueleto corporal, correlativamente se hace gnomon ambulante como un resultado filogenético en el que la palanca física en su carácter de maquina simple, opera tanto en el esqueleto como en el lenguaje. En el esqueleto lo hace posibilitando la posición erguida y óptimo punto de apoyo para la columna vertebral y en el lenguaje, como máquina simple que estructura la predicación del sujeto en torno al verbo “ser” tomado como punto de apoyo y dando forma a la proposición universal, luego de lo cual y mediante el desarrollo de un verdadero diálogo entre el hombre y su sombra, el sujeto humano toma conciencia de su capacidad para producir y nominar sombras rectas y comparables de manera controlada y a consecuencia de ello, se percata como gnomon y se hace a sí mismo, sapiens gnomónico, capaz no solo de reproducirse como prótesis sino que también, de desplazarse geográficamente y orientarse mediante la luna y el sol.
Mas allá de los indicios y evidencias apuntadas, hay también testimonios históricos que corroboran esta mirada antropognomónica del hombre y ponen de relieve lo que dimos en llamar sapiens gnomónico. Entre estos aportes se pueden consultar los relatos que Marco Polo realiza de paso por el Reyno de Lasch en la India, la obra ASAMBLEA DE LAS MUJERES de Aristófanes y/o los escritos sobre LA PATAGONIA PIENSA de Juán Benigar-