Cayo Cilnio Mecenas (aproximadamente 70 – 8 a.C.) fue un noble romano de origen etrusco, quien además de desempeñarse como confidente y consejero de César Augusto, fue un importante impulsor de las artes, descubriendo y protegiendo a jóvenes talentos, especialmente de la poesía.
De él es de quien viene el término «Mecenas«, cuando nos referimos a una persona que patrocina y fomenta de forma desinteresada a jóvenes artistas con un prominente talento.
Entre los protegidos principales de Mecenas encontramos a Horacio, personalidad que él mismo descubrió y a Virgilio, personaje que escribiría posteriormente en su honor las célebres «Gregóricas«.
Además de estas dos personalidades literarias de nuestra historia, protegió a autores como Domicio Marso, Lucio Vario Rufo, Propercio, Cayo Valgio Rufo o Plocio Tucca.
Mecenas además, incursionó en la literatura pese a no haber alcanzado el nivel de algunos de sus protegidos. En la actualidad, sólo contamos con 20 fragmentos entre los que encontramos el poema «In Octaviam«, de contenido incierto, y varios diálogos como la obra «Symposium«.
Sin embargo su faceta más destacada la encontramos como consejero de Augusto, comenzando en el mismo año 44 a.C., momento en que colaboró a crear el ejército con el que hizo valer en Roma sus derechos como sucesor de Julio César.
Participó además en las batallas de Filipos y accionó de mediador en los tratados de Brundisium (40 a.C.) y de Tarentum (37 a.C.).
Su relación fue tan estrecha que al momento de su muerte, Mecenas nombró como único heredero al emperador.