Breve biografía de la enigmática Frida Kahlo

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Transgresora, visionaria, excéntrica, revolucionaria… Muchos son los adjetivos que definen a uno de los iconos de esta artista del siglo XX: la gran Frida Kahlo.

Desde el principio de su existencia, su vida no fue fácil. Ya de pequeña tuvo poliomielitis y más adelante, tras sufrir un trágico accidente con 18 años cuando el autobús en el que viajaba fue arrollado por un tranvía, que la dejó postrada en una cama al sufrir graves secuelas en su columna y piernas, empezó su propia revolución artística interior.

A lo largo de su vida, tendría que someterse a un total de 32 operaciones. Primero comenzó realizando retratos familiares y posteriormente continuó con su gusto por pintar flores.

Su primer retrato se lo dedicó a Alejandro Gómez Arias. Esta convalecencia le sirvió para comenzar una serie de autorretratos en los que quiso plasmar toda la crudeza de su anatomía a través de imágenes oníricas y descarnadas.

A finales de los años 20, Frida empezaría a frecuentar ambientes del ámbito intelectual, político y artístico. Ahí es donde se reencontraría con el que sería su futuro marido.

En 1929 contrajo matrimonio con Diego Rivera, del que se separaría 11 años después para volver a casarse de nuevo con él un año después. Hasta el final de sus días, la artista mexicana residiría en el que fuera hogar de su infancia, más conocido como la “Casa Azul”.  Una de las frustraciones de la mexicana fue su deseo truncado de ser madre.

En 1930 tuvo su primer aborto, y las continuas infidelidades de su marido Diego, hicieron que se sumiera en una etapa de oscuridad. Muchas han sido las conjeturas que ha habido sobre la vida de la artista mexicana, que también fue maestra en la Escuela de Artes Plásticas y miembro del seminario de Cultura Mexicana.

Su prolífica pintura la hizo artífice de 150 obras. Con su peculiar estilo, intentando evocar las raíces del arte popular mexicano, construyó su imagen de cara al resto del mundo. En 1940 tuvo el privilegio de participar en la Exposición Internacional del Surrealismo en la Galería de Arte Moderno de Nueva York.

Al igual que sucede con una buena casa de apuestas, que cuenta con un gran número de seguidores y fieles clientes, con Frida Kahlo pasaba lo mismo.

En el circuito internacional del Arte, era  una figura deseada por todos, símbolo e imagen de la figura del feminismo, de la mujer empoderada a pesar de sus dificultades. Por eso, su obra no dejó de exponerse en lugares tan emblemáticos como el Museo Pompidou en París, o en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

En los últimos años de su vida, su salud se vio seriamente deteriorada. En 1953 tuvieron que amputarle una pierna, y pese a las recomendaciones de los médicos, Frida se resistió a retirarse del panorama social y artístico de México.

Pero tan solo un año después, el 13 de julio de 1954, la artista falleció después de haber intentado quitarse la vida en varias ocasiones. Nos queda su gran legado a través del cual podemos disfrutar del gran talento de esta artista, todo un referente en el siglo XX.

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