El tiempo es un crítico implacable y feroz. Ninguna pluma ha servido tanto para sepultar o inmortalizar una obra, como sí lo ha sido el someterla al juicio de unos cuantos años. Nada puede escapar del denominado efecto Lindy, mucho menos la literatura. Los clásicos, aquellos monumentos que han soportado con hidalguía el paso de los siglos, son prueba de ello.
Uno en particular es respaldado por más de dos milenios de historia (y contando). Nos referimos a ‘La Ilíada‘, obra que forma parte, junto a ‘La Odisea‘, del denominado ciclo troyano.
Mucha tinta ha corrido desde su aparición. Esta reseña será solo una pequeña línea entre todas las que se han escrito sobre la obra atribuida a Homero.
Homero y la cuestión homérica
La obra nace en la oralidad y perdura gracias a la memoria colectiva, transmitida de generación en generación gracias a los aedos (poetas que relataban estas epopeyas de memoria). Se calcula que apenas en el siglo VIII a.C. fue trasladada a un soporte escrito.
La composición de La Ilíada y La Odisea suele atribuirse a Homero, un aedo de la Antigua Grecia. Sin embargo, existe mucha polémica respecto de su autoría, incluso se duda de su existencia. A esto se le conoce como la cuestión homérica.
La Ilíada: entre dioses y hombres, la cólera de Aquiles
La Ilíada narra los acontecimientos sucedidos durante la guerra de Troya (también llamada Ilión). Sin embargo, solo abarca 51 días del décimo y último año de la guerra.
El enfrentamiento entre aqueos y troyanos se debió, según el mito, al rapto de Helena, reina de Esparta y esposa de Menelao, por parte de Paris, príncipe de Troya.
El inicio de La Ilíada
La historia inicia con una peste que azota el campamento aqueo. La solución parece sencilla: Agamenón, rey de Micenas, debe devolver a la esclava Criseida a su padre, Crises. Presionado por su ejército, el átrida cede, pero en compensación se queda con la esclava de Aquiles, Briseida.
Así se establece el hilo conductor de toda la obra: la cólera de Aquiles. El hijo de Tetis se negará a participar en la guerra debido a la afrenta que ha sufrido.
Mientras esto ocurre, aqueos y troyanos se enfrentan con brío. Los dioses también participan.
Personajes de la Guerra de Troya
Este pequeño cuadro ayudará a entender la composición de cada bando:
Ejército aqueo | Ejército troyano |
Tetis Patroclo Áyax Menelao | Apolo Sarpedón Dolón Príamo |
La muerte de Patroclo
De uno y otro lado se producen bajas, pero el clímax llega con la muerte de Patroclo, gran amigo y compañero de armas de Aquiles.
En uno de los embates entre aqueos y troyanos, Patroclo se viste con las armaduras del Pélida. Ya en el campo de batalla, es asesinado por Héctor, príncipe de Troya.
La noticia llega a Aquiles, quien enfurece aún más y solo quiere venganza, decidiendo participar en la guerra de Troya.
Su madre, Tetis, le pide a Hefesto que fabrique una nueva armadura. Por último, Agamenón devuelve a Briseida.
La descripción del campo de batalla es impresionante. Por un lado, los dioses luchando entre sí. Por el otro, aqueos y troyanos, se enfrentan incansablemente.
Zeus, padre de dioses y hombres, observa todo como un gran árbitro. Aquiles, más por venganza que por bizarría, avanza entre los troyanos sin encontrar resistencia.
Estos se guarnecen detrás de las murallas, pero Héctor no logra ingresar y se produce la batalla final entre ambos héroes.
La muerte de Héctor: ojo por ojo, troyano por aqueo
La ira de Aquiles es incontenible. Si a esto le añadimos una armadura divina, pocas son las oportunidades de Héctor.
Se produce la batalla y Aquiles asesina al príncipe troyano ante la mirada estupefacta de su padre, Príamo. Toma el cadáver, lo ata a su carro y, sin respetar el protocolo funerario a los héroes caídos en combate, lo lleva a su campamento.
Doce días transcurren desde la muerte de Héctor, al cabo de los cuales Príamo, con ayuda de Hermes, consigue ingresar al campamento aqueo y suplicar a Aquiles por el cuerpo de su hijo.
Conmovido, el pélida devuelve el cadáver a cambio de un rescate y se decretan once días de funerales para Héctor.
Cesan las hostilidades. Culmina la obra.
La Ilíada, valor y legado
¿Dónde reside, entonces, el enorme valor de esta epopeya? La pregunta es engañosa, porque su valor avanza en diversas direcciones.
Como texto histórico, delimita estructuras de pensamiento y la cosmovisión de todo un pueblo.
Más aún, recordemos que estas obras nacen a partir de la oralidad y formaban parte de la memoria colectiva de los griegos.
Su valor literario radica en el uso preciso de adornos y elementos estéticos. Los epítetos que presenta La Ilíada son ampliamente conocidos.
No falta ni sobra nada, las acciones más importantes se desarrollan sin elementos distractores a partir de un relato épico fascinante.
También posee un valor didáctico y pedagógico. Efectivamente, estos héroes son modelos de valores para un pueblo.
Como seres casi divinos, cumplen un papel educativo a partir del cual se rescata y conserva toda una tradición cultural.
Una epopeya de la humanidad
La inmortalidad de La Ilíada la ha convertido en un clásico. Sus temas, personajes e ideales no permanecen estáticos, sino que se actualizan con cada lectura.
Tanto se ha escrito sobre ella y tanto más se escribirá, pues su valor es inagotable. Hace mucho dejó de ser la epopeya de la Antigua Grecia, para convertirse en la epopeya de la humanidad.
Con una reseña, resulta imposible profundizar siquiera en uno de sus personajes o cantos, pero sí podemos invitarte a leerla.
Cada página es un deleite y cada personaje está tan vivo que no creerás que es una obra de hace más de dos milenios. Y si ya la has leído, te recomendamos que hagas lo que harías con toda buena película, recomendarla.
¿Qué te ha parecido esta reseña? ¿Quisieras que reseñáramos otra obra? ¿Cuál fue tu experiencia con La Ilíada? Si tienes alguna duda o sugerencia sobre nuestro contenido, solo déjanos tu comentario.
Impresionante entrada, gracias a ella me he podido posicionar y centrar en la Ilíada mejor que nunca. El cuadro de los combatientes me ha sido muy útil.
Sigan subiendo contenido tan bueno por favor